La mujer de 33 años
acusada de estrangular hasta la muerte al hijo de acogida de 8 años de su
pareja sentimental en Elda (Alicante), en agosto de 2017, ha sido condenada a la
prisión permanente revisable.
La sentencia repartida
hoy a las partes llega apenas 48 horas después de que, por unanimidad, el
jurado popular considerara a Alejandra G.P., que padece sordera, culpable de asesinato y de simulación de delito tras un juicio en el que tanto la fiscalía
como las acusaciones particulares de la madre de acogida y de la Generalitat
pedían la prisión permanente revisable.
La condena firmada por
el magistrado que presidió el juicio en la Audiencia Provincial de Alicante,
Pablo Díez, no ha atendido la petición de la defensa de una pena mínima.
Los hechos ocurrieron el
30 de agosto de 2017 en el domicilio familiar de Elda donde, por celos, la
acusada estranguló con una camiseta al pequeño Dominique y luego trató de
ocultarlo inventando un supuesto intento de robo y abusos por unos agresores
que habrían matado al niño, lo cual dilató la investigación cerca de un año.
En el juicio, la acusada
admitió que esa versión fue una fábula y, en cambio, pasó a asegurar que el
niño se atragantó cuando comía una loncha de jamón de york y añadió inventó la
aparición de dos agresores ficticios porque temía perder a su pareja a causa
del fatal accidente.
El jurado, que por ocho
votos ha dictaminó que la condenada no sea beneficiaría de un posible indulto,
deliberó durante ocho horas después de que se les hiciera entrega de las
preguntas del objeto de veredicto, las cuales sirvieron para determinar qué
cuestiones quedaban o no acreditadas.
Entre ellas, los 9
jurados acordaron por unanimidad que la acusada atrapó con una camiseta al
pequeño Dominique, que apretó su cuello hasta la muerte y que en ese acto tuvo
intención de acabar con la vida del menor.
Aprobaron también por
unanimidad que para disminuir la capacidad de defensa del niño Dominique le
cogió de forma "repentina y por la espalda" y también por amplia
mayoría (8 votos contra 1) que Alejandra G.P., que en ese momento estaba
embarazada de una bebé, aprovechó la diferencia de fuerza para su propósito.