La fachada de la Catedral de Santiago de Compostela ha sufrido una pintada de un pene de casi un metro de alto. El dibujo está tapado a la espera de que los restauradores decidan la mejor técnica para borrarla.

Para ello, se deben tomar muestras de la piedra y de la pintura utilizada, lo que permitirá elegir la mejor técnica de borrado. Normalmente, suelen ser por láser o microesferas de goma para dañar lo mínimo posible la superficie. El coste de esta operación puede superar los 1.000 euros por metro cuadrado.

Lo cierto es que no es el primer ataque que sufre la Catedral de Santiago. En 2018, una persona pintó bigotes sobre una escultura del siglo XII. Un año después, hubo pintadas contra Vox, la monarquía y la iglesia, pidiéndose la instalación de cámaras de seguridad.

En caso de que logre localizar al autor, la multa podría llegar a los 150.000 euros. En 1985, Santiago de Compostela fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.