La Audiencia de Barcelona juzga este lunes a Joaquín Benítez, el exprofesor del colegio barcelonés Maristas de Sants acusado de abusar sexualmente de cuatro alumnos menores de edad cuando era profesor de educación física.
El colegio ha amanecido con pintadas de las palabras "pederastas", "encubridores" y "organización criminal". A las puertas del Palau de la Justicia también se han congregado en apoyo a las víctimas una decena de personas, que han extendido una pancarta con el mensaje "no es abuso, es violación.
Para él, la Fiscalía pide una pena de 22 años de cárcel y 14 años de inhabilitación. La calificación de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, que ejercen la acusación popular, solicitan 35 y 26 años de prisión respectivamente para Benítez por los abusos infligidos a cuatro alumnos.
A raíz de estas acusaciones, también se enfrenta al pago de una indemnización total de 70.000 euros, cantidad que la Fiscalía reclama a Benítez, a su aseguradora y a la Fundación Champagnat, que gestiona el colegio, como responsable civil subsidiaria de los hechos.
Manuel Barbero, el padre que en 2016 destapó los abusos sexuales, ha pedido a las puertas de la Audiencia de Barcelona un pacto con el acusado para evitar que las víctimas revivan los hechos. "Ojalá lleguemos a un acuerdo porque significaría que las víctimas no tendrían que revivir todo lo que pasó y que la sentencia sería firme, no admitiría recurso", ha señalado Barbero a los medios de comunicación.
Según ha dicho Barbero, consideraría un buen pacto si éste sitúa la pena de prisión por encima de los 16 años, "pero no aceptaremos nada por debajo", ha sentenciado. También ha insistido en que "un acuerdo sería muy positivo para todas las víctimas porque significa que Benítez tenga que reconocer todo", ha insistido Barbero, con quien el profesor se habría comprometido a aclarar cuál era el grado de conocimiento de los Maristas sobre los abusos sexuales que allí se practicaron.
El propio Barbero se ha encargado de recordárselo a Benítez cuando éste ha llegado al Palau de Justicia pocos minutos después de las 09.00 horas. Benítez ha llegado por su propio pie y, antes de acercarse a la entrada principal, se ha puesto un pasamontañas negro para ocultar su rostro. "Recuerda lo que me dijiste", le ha gritado Barbero desde la acera contraria antes de que entrara en el edificio, a lo que Benítez ha respondido alzando la mano.
Barbero también ha denunciado que se haya "desprotegido al menor" y no se haya "investigado en profundidad" lo sucedido en Maristas, ya que la Audiencia sólo prevé juzgar a Benítez por los abusos cometidos contra cuatro víctimas, pese a que al menos una decena de alumnos más denunciaron hechos similares, que ya han prescrito para la justicia.
Por el mismo motivo, será el único profesor de la escuela de Hermanos Maristas que se sentará en el banquillo de los acusados por pederastia, aunque otros doce docentes fueron denunciados por delitos parecidos cometidos contra una cuarentena de estudiantes durante décadas y en varias escuelas de la congregación. "Nuestro trabajo no ha terminado aquí. Hay muchas víctimas que no han tenido juicio y tenemos que buscar respuesta para ellas".
Está previsto que el juicio comience a las 10 horas con los interrogatorios a las víctimas, a las que seguirán un testigo y un mosso d'Esquadra, mientras que la declaración de Benítez será el martes, cuando también comparecerá otro testigo y los autores de los informes periciales, y el miércoles será el turno de las conclusiones.
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