El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha pedido que las vacaciones estivales "sean tiempo de provecho, de descanso, de hacer otras cosas, de llenarse de Dios", pero no de desenfreno, pues "hay quienes plantean las vacaciones como tiempo de desenfreno, como si estuvieran todo el año reprimidos y en vacaciones se desatan", pero, "cuando vuelven a la vida ordinaria, experimentan una fuerte depresión".
Así lo ha destacado el obispo en su carta semanal, en la que ha señalado que "las vacaciones no pueden plantearse desde el desenfreno, sino haciendo aquello que nos gusta", para "poder vivir un tiempo sin la presión de los horarios y de las agendas".
Por eso, "cuando uno piensa en las vacaciones, piensa en visitar a los amigos, en convivir con la familia, en hacer turismo, en tomarse un tiempo de mayor descanso. Quizás no pueda hacer todo lo que se le ocurre, pero ha dejado suelto el espíritu y ha recuperado energías para afrontar de nuevo la vida ordinaria".
La cuestión, según ha argumentado Demetrio Fernández, es que, "unos antes, otros después, a lo largo del verano hay tiempo para vacaciones" y, aunque "no todo el mundo puede tomárselas, todos, de una manera u otra, disminuyen el ritmo de actividad de la vida ordinaria, y muchos lo hacen para dedicarse a otra actividad complementaria".
Ello se debe a que, en realidad, "vacaciones no es tiempo de no hacer nada, sino de hacer otra cosa, que complemente nuestra formación, que ayude al descanso, que nos dé oportunidad de desarrollar aspectos que no pueden desplegarse en el ritmo ordinario del año".
En este contexto de descanso, según ha subrayado el obispo, "un lugar preferente lo ocupa Dios", pues "a lo largo del año vamos con el tiempo justo", pero en vacaciones "podemos dedicar más tiempo a la oración, a la lectura pausada, a la contemplación de la naturaleza" y "Dios está ahí, y quiere ser nuestro descanso, y además es un descanso gratuito".
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