Un centenar de migrantes han llegado en los últimos días a la playa de Benzú en Ceuta en busca de algo mejor, aunque el trayecto obligue a jugarse la vida. Algunos de ellos, como Mohami, Omar, Mohamed o Arasif, han hablado con laSexta a pesar de encontrarse todavía exhaustos y asustados.

Todos ellos coinciden en que deben aprovechar para salir cuando hay fuerte oleaje, puesto que así se aseguran que los gendarmes no los van a perseguir desde Marruecos, pero tampoco la Guardia Civil. Mohamed argumenta que "cuando el mar está complicado no van a arriesgar sus vidas". Otros, en cambio, pagan a gente para que los acerquen a zonas en las que no hay seguridad.

Llegan a territorio español sin fuerzas aferrándose a la vida entre olas y rocas que deben esquivar. En el mejor de los casos, encima de un flotador, como hizo Mohami. Lo único que se ha traído de Marruecos. "Yo me traje un flotador para no jugarme tanto la vida, porque mucha gente muere en el tránsito para llegar hasta aquí...", explica.

Tras el agónico rescate por parte de la Guardia Civil, ha conseguido ponerse a salvo. Aunque, ahora empieza otra aventura: la burocrática. "Estamos esperando un papel que nos tienen que dar para poder entrar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI)", continua Mohami. Unos centros que se encuentran colapsados ante la continuidad de las llegadas, puesto que están ingresando, además de los habituales subsaharianos, también los magrebíes.

Omar, es otro de los afortunados que sobrevivió a la travesía. En su caso pasó seis largas horas de sufrimiento en los apenas 200 metros que hay que recorrer para cruzar a nado el espigón que separa Marruecos de Ceuta.

Y es que según explica el joven de tan solo 20 años "el mar estaba complicado".

Dificultades que confirma también Mohamed. De hecho, asegura haber pasado "mucho miedo porque el mar ahí, además, es complicado por los vientos", a la vez que agradece haber llegado bien. En la misma línea explica que la desesperación puede más que el riesgo para los inmigrantes que no dudan en desafiar los temporales, a pesar de las consecuencias trágicas que puede conllevar.

Arasif también logró entrar en Ceuta, aunque admite que "hay muchas dificultades (...) porque te puedes ahogar, te puedes morir, puedes hacerte daño". Prueba de ello son los cortes o las mordidas de los perros de la gendarmería marroquí con las que llegan.

Algunos se preparan el recorrido con vestimenta apropiada y utilizan neoprenos, pero la mayoría no. Nadan con ropa de calle o hasta semidesnudos, pero les da igual. "Evidentemente, la gente entra aquí para buscarse un futuro y una mejoría en la vida. Tenemos muchos problemas estructurales y por eso hacemos lo que hacemos", lamenta Arasif ante laSexta. Este es el reflejo de una situación límite, en busca de una vida mejor.