Oier, el surfista cuyo vídeo se viralizó en poco tiempo tiempo en Twitter, nos enseñaba su paraíso convertido en un vertedero de plásticos. Un reguero de basura estancada en una zona protegida por su increíble singularidad geologica, el Flysch de Zumaia.

Oier explica que salió a surfear como un día cualquiera y que a la salida del agua comenzó a recoger plásticos "como un día cualquiera" hasta que encontró "que el plástico llega por las rodillas y que lo que estás haciendo no sirve de nada". "Por eso decidí coger el móvil y grabarlo", cuenta.

Han llegado hasta allí arrastrados por el mar y hasta el mar han llegado arrastrados por el hombre, por eso la concienciación tiene un papel fundamental, como explica el ecologista Diego Ortuzar: "El impacto es enorme y ahora es imposible bucear sin estar rodeados de plástico".

Cada cierto tiempo, desde el geoparque hacen campañas de limpieza con voluntarios, porque si no empezamos a comprometernos con este problema, esta joya ecológica seguirá siendo "un asco", como diría Oier.