El Juzgado de
Instrucción 53 de Madrid ha dejado en libertad a la mujer detenida por
secuestrar a su hija durante casi dos años en una casa de la localidad
madrileña de La Cabrera. Además le ha impuesto una orden de alejamiento de la
menor de 500 metros y la obligación de firmar en el juzgado cada tres días.
La niña, que estaba sin
escolarizar, fue presionada, según el padre, para acusar a su progenitor de abusos sexuales. Daniel I. Aguirre, el padre de la niña, ha asegurado que su
expareja se "fue radicalizando de menos a más", hasta convertirse en
"obsesiva".
El padre de la niña ha
explicado que los problemas con su expareja comenzaron en 2014 con una
denuncia, interpuesta por su madre, por supuestos abusos sexuales contra la
niña. A partir de esa fecha se sucedieron las denuncias y los problemas para
cumplir el régimen de visitas que habían acordado entre ambos.
Según ha explicado, el
mayor cambio en la actitud de su madre se produjo cuando entró en contacto con
la Asociación Infancia Libre, cuya presidenta María Sevilla, fue también detenida en el mes de abril por el secuestro de su hijo al que ocultaba en una
finca de Cuenca. Fue al tener conocimiento de la detención de Sevilla, cuando
Daniel I. Aguirre se puso en contacto con la policía para informarle de la
relación de su expareja con esta asociación.
"Yo había estado
investigando y había aportado información (al juzgado)sobre Infancia Libre
porque en uno de los procesos el juez pidió que el Centro de Atención a la
Infancia (CAI) supervisase el régimen de visitas que la madre incumplía y tuve
entonces conocimiento de que María Sevilla se puso en contacto con el CAI para
decir que no iban a aparecer por allí", ha explicado el progenitor de la
menor. Posteriormente, vio publicada en Twitter una foto en la que su expareja
y María Sevilla aparecían juntas.
Daniel ha explicado que
durante los primeros tres años de la separación tuvieron una relación buena.
"Ella se quedó con la custodia y yo con un buen régimen de visitas, pero
se ha ido radicalizando de menos a más, era una madre obsesiva y pesada,
siempre estaba presente cuando la visitaba y me llamada muchas veces, pero yo
lo aceptaba".
Durante estos dos años
en los que no ha sabido nada de la niña , ha admitido haberse hundido en
algunos momentos pero ha continuado con la búsqueda. "O luchas o te
suicidas, pero yo no podía hacer lo segundo por mi hija", ha explicado.
Daniel ha admitido que
el reencuentro con su menor "fue muy duro" después de dos años sin
verse. De hecho, la niña dijo a la policía, tras ser separada de su madre, que
no quería ir con su padre.
"Cuando nos vimos
en los juzgados de Plaza de Castilla estuvo llorando durante una hora y lo
primero que me preguntó es qué iba a pasar con su madre, yo la tranquilicé y le
recordé cuando a mi no me permitían verla a ella. Poco a poco se fue
tranquilizando y empezó a sonreir", ha explicado Daniel I. Aguirre.