La impotencia de un padre para el que un paseo con su hija se convirtió en un auténtico infierno. "Nos atracaron y lastimosamente mi hija fue víctima de una violación", relata Jonathan.

Él fue testigo de todo. "Me pusieron boca abajo con el pie en la cara y me dijeron que si hacía algo me iban a matar y a mi hija también", añade.

Milagros aún tiembla al recordar las consecuencias que podía tener para su hija convertirse en novia de un miembro de una mara. "Les cortan los pechos y les tiran una piedra a la cabeza. Todos los de la pandilla tenían que meterse y violarla".

Su familia se negó y tuvieron que pagar un precio muy alto. "Han llegado a la casa y han matado a mi primo. Le han pegado siete disparos delante de mi abuela", asegura Milagros.

Testimonios desgarradores que parecen sacados de la ficción, pero son reales y forman parte de una campaña para concienciar sobre las víctimas de las Maras, a las que sistemáticamente se les niega el asilo.

Víctimas que provienen sobre todo de Centroamérica. El año pasado solicitaron asilo más de 4.800 personas, sólo a 15 se les dio protección. En 2018 en estos tres países hubo 10.500 asesinatos, 29 personas muertas al día.