Ha llovido mucho pero la sequía persiste. Puede que suene contradictorio, pero la tierra no es capaz de absorber el agua. "No ha calado, no ha penetrado; sólo ha dado un mal baño a las tierras que no ha servido de absolutamente nada", ha dicho Cipriano Guillén, agricultor de Arganda del Rey, Madrid.

Esto es porque el terreno se ha erosionado. "Todo el terreno arrastrado se deposita en un sitio y termina siendo más perjudicial", ha explicado Isabel Zubiaurre, meteoróloga de laSexta Noticias.

Esta lluvia no le ha venido nada bien a los cultivos que están a punto de cosecharse como la uva. "Está toda agujereada", lamenta Guillén.

Tampoco beneficia a los frutos que se recogerán más adelante, es el caso de la aceituna, a menos de cuatro meses de su cosecha. "La lluvia ha dejado chafado material vegetal para el año que viene", comenta Pedro Pérez, ingeniero agrónomo.

La gota fría no beneficia a los embalses

El agua ha caído de manera torrencial, pero tampoco ha contribuido a llenar de los embalses. Las cuencas más críticas son la del Júcar al 31% y la del Segura al 21%. Los pantanos guardan un 22% menos de agua que hace un año.

En Ibiza, donde escaseaban las lluvias y estaban a punto de establecer restricciones, los torrentes han provocado que los vertidos fecales lleguen al puerto.

En la Vera de Extremadura el agua se ha teñido de negro por la ceniza de los incendios de la zona.