Antonio Ortiz en una foto policial tomada en septiembre del año 2000, se puede ver a un hombre de 28 años, menos corpulento que en otras fotos que se han visto estos últimos días. Y se corresponde con el momento en el que empieza a cumplir condena por secuestro y agresión sexual a una niña de 7 años.

Ya entonces, cuenta su antiguo abogado, mostraba la misma frialdad que se le atribuye ahora. Javier García Ugalde, anterior abogado de oficio de Antonio Ortiz explica que "sí que era una persona fría, eso sí que lo recuerdo, como parece que es en la actualidad. Seria, no solía mirar mucho a los ojos".

Antonio Ortiz es un viejo conocido en prisión: Entre 1993 y 1999 pasó varias veces por la cárcel por causas preventivas. Entre noviembre de 1999 y julio de 2006 cumplió prisión por secuestro y agresión sexual a una niña.

En julio de 2006 y hasta el 12 de noviembre de 2008 se le concedió el tercer grado, y pasó todos los fines de semana fuera de la cárcel. Entre el 12 de noviembre de 2008 y noviembre de 2009 el presunto pederasta de Ciudad Lineal queda en libertad.

En noviembre de 2009 a junio de 2011 vuelve a la cárcel por causas preventivas. Desde junio de 2011 hasta este pasado miércoles, Antonio Ortiz ha disfrutado de su último periodo de libertad.

Dentro de la cárcel ha sido un preso alejado de conflictos. Ugalde dice que "como comportamiento siempre lo ha tenido bueno. De cara al exterior, sí. Aceptaba las normas, creo que es consciente, en determinados parámetros sabe cómo tiene que moverse".

Pero pese a su buen comportamiento, la Audiencia provincial le negó la libertad condicional en 2006 porque se negó a recibir un tratamiento específico para agresores sexuales.

Según sus vecinos el pedersata de Ciudad Lineal era un niño introvertido al que nunca le faltó de nada, sólo un padre. Tímido y sin muchos amigos se convirtió en un adolescente mujeriegoy rebelde, y después en un adulto obsesionado por su cuerpo. "Se podía tirar dos horas largar entrenando" dice Marta, trabajadora del gimnasio al que iba Ortiz.

Entre constantes discusiones vivió en el piso familiar, con la mujer que tuvo a su hijo, con relaciones siempre tortuosas. En agosto de 2011 y en septiembre de 2012 se le imputan dos delitos de violencia de género.