Asunción Sánchez se quedaba en la calle con sus tres hijos y decidió ocupar un piso en su mismo barrio. Pensó que eran de un banco pero poco después descubrió que pertenecían a la Orden Tercera de San Francisco. En varias ocasiones acudió a la agencia de alquiler para quedarse con él pero los propietarios no parecen estar por la labor.

Asunción cuenta como le cortaron la luz: “Yo estaba colgando la ropa y llegaron cuatro personas abrieron la puerta del contador y me cortaron la luz yo les pedí que por favor no me la cortaran que tenía tres niños y me la han cortado”.

No tuvieron piedad y dejaron a Asunción a oscuras: “Se me va a estropear toda la compra, la carne y la comida de los niños”. Y eso a pesar de que tiene un niño con una enfermedad rara que necesita higiene, luz, agua y calefacción.

Asunción no se niega a pagar: “Reclamo que o me den un alquiler o que me den tiempo para buscar un alquiler y poder irme”.

En una situación parecida están Rocío y sus dos hijos. Sin recursos, llevan nueve meses ocupando un piso de Huelva. Las monjas de la residencia donde vive la propietaria han ido varias veces a decirles que se vayan.

Dos mujeres desesperadas que buscan un poco de solidaridad.