Un guardia obliga a bajar a varias personas encaramadas a la valla de Melilla cuando una de ellas le escupe, a lo que responde con patadas. Según la Benemérita, le gritó “ébola” antes de escupir. Una estrategia, dicen, para intimidar a los cuerpos de seguridad. Como la de dos migrantes que supuestamente orinan ante los guardias cuando éstos intentan hacerlos bajar.
La Delegación del Gobierno pretende con unas imágenes justificar la dureza de la actuación de la Guardia Civil el pasado miércoles, una actuación que ha sido ampliamente denunciada por varias ONG. “Es terrible que esté bajando voluntariamente de una escalera y ver cómo le golpean”, afirma José Palazón, portavoz de PRODEIN Melilla. Se refiere al momento en el que los agentes golpean en grupo a uno de los inmigrantes.
Unas imágenes muestran, según la ONG PRODEIN, que el individuo estaba inconsciente y aun así fue devuelto a Marruecos. José cuenta que “lo arrastran por el suelo, lo llevan a la carretera, no llaman a ningún sanitario y lo cogen como a un animal”. El propio Consejo de Europa ha exigido responsabilidades al Gobierno español por las conocidas devoluciones en caliente.
“No es un hecho puntual porque ya son muchos los meses en los que estamos viendo que esto es una práctica sistemática”, asegura Nuria Díaz, miembro del área de incidencia política de CEAR. Por su parte, el Gobierno insiste en que “la Guardia Civil cumple escrupulosamente la ley”.
42 años de prisión
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En contexto En febrero de 2023, El Rubio, un pequeño pueblo de Sevilla, fue el escenario del primer asesinato machista de una menor de edad del año. La víctima se llamaba Elia, tenía 17 años, estaba embarazada y falleció después de recibir un disparo de escopeta en la cabeza. El autor confeso fue su novio, un joven de 22 años.