Los funcionarios de prisiones denuncian que el número de efectivos y sus condiciones de trabajo no son suficientes para garantizar la seguridad en las prisiones españolas. Las imágenes de las cámaras de seguridad de la cárcel Puerto I (Cádiz), a las que ha tenido acceso en exclusiva laSexta, muestran la verdadera cara de la delincuencia y su impacto en los centros penitenciarios: consumo de sustancias, trapicheo de productos y peleas se producen a plena luz del día.

Según denuncian los funcionarios, el personal de vigilancia pasa prácticamente todo el día con los presos, asumiendo ellos mismos la mayor parte del trabajo derivado de la falta de otros profesionales de intervención, que serían necesarios para su reinserción. Para Silvia Fernández, secretaria nacional de CCOO Prisiones, los penitenciarios son "un colectivo abandonado dentro de la Administración del Estado". Ella subraya la necesidad de "mejorar el personal, los medios, la formación y el poder adquisitivo".

Como puede verse en las imágenes, las peleas en el patio de la prisión abundan. Cada día, algún preso inicia un altercado que puede saldarse con varios heridos. "Estas cosas pasan porque es una cárcel. Esta gente no está ahí porque quiera. Los internos resuelven su convivencia diaria a golpes", explica Fernández.

Los funcionarios critican la falta de seguridad, ya que muchas veces son ellos los que acaban convirtiéndose en víctimas. "Cuando ocurre una pelea puede ser complicado reducir a los presos. La mayoría son jóvenes y van al gimnasio mientras que la media de edad de los funcionarios es de 50 años", manifiesta Francisco Llamazares, presidente de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP). Dato que corrobora Fernández: "Tenemos unas plantillas envejecidas. Solamente el 23% tenemos menos de 41 años".

Pero la superioridad física no es el único motivo de las agresiones a funcionarios, Fernández cree que también influye "la falta de personal, la falta de formación y el aumento de internos con enfermedades mentales" y asegura que, "si se abordaran estas tres causas, el 70% de las agresiones en prisiones bajaría".

En las imágenes publicadas en exclusiva por laSexta del centro Puerto I (Cádiz) se puede ver cómo los presos esnifan sustancias, protagonizan peleas o trapichean con productos entre las celdas.

Fernández y Llamazares coinciden en que las sanciones disciplinarias interpuestas a los presos no son suficientes y "pueden campar a sus anchas", sin miedo a las represalias, porque no tienen "consecuencias punitivas mucho más allá de diez días de aislamiento o quince, máximo 42", protesta Fernández. "En estas condiciones, la cárcel no reinserta. Es la escuela del delito", se lamenta Llamazares.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el personal de vigilancia es la falta de respeto por parte de los reclusos. "Hemos perdido un poco de autoridad con los presos y es difícil regular la convivencia", reconoce la secretaría nacional de CCOO, y la solución puede residir en que "el Gobierno nos considere Agentes de Autoridad". De esta manera, cuando una agresión se lleva a los tribunales, "en los casos graves sería declarada delito y el interno podría tener una condena por las agresiones", explica Llamazares.

Los funcionarios de Instituciones Penitenciarias terminaron el año haciendo huelga, manifestándose y reivindicando mejoras profesionales y económicas en la cárceles españolas y este año van a "seguir peleando por nuestra dignidad profesional", advierte Llamazares.