El escrito señala que sobre las 15.30 horas de ese día el niño le dijo a su abuela, en cuya casa de Las Hortichuelas Bajas de Níjar (Almería) se encontraba, que iba a jugar con sus primos, y que Quezada estaba "pendiente de sus movimientos".
La fiscal mantiene que abordó al niño en el camino de cien metros que iba de la casa de su abuela a la de sus primos y le pidió que la acompañase para ayudarla porque iba a pintar en una finca del padre de Gabriel en Rodalquilar, en un lugar aislado a varios kilómetros, lo que accedió ante la "confianza" que tenía en ella al estar "íntimamente vinculada a su entorno familiar desde el inicio de la relación sentimental con su padre".
Una vez en la finca, mientras el pequeño estaba "confiado" y "totalmente ajeno a la intencionalidad criminal" de la mujer, según la Fiscalía, de forma "súbita y repentina", con intención de ocasionarle la muerte, lo tiró contra una pared y después le tapó con las manos la boca y la nariz y lo asfixió.
Posteriormente, desnudó al menor y lo enterró junto a una alberca en el exterior de la finca, que cubrió con tierra y piedras, tras lo que guardó las ropas y se las llevó a casa de la abuela del niño, a donde acudió tras ser alertada por Ángel Cruz de la desaparición de Gabriel, esperando el momento oportuno para deshacerse del cadáver.
El día 5 de marzo tiró las prendas a un contenedor de vidrio en el barrio de Retamar de Almería. La fiscal incide en que durante los once días que duró la búsqueda del niño acudía a diario y que ante la presión mediática "simuló un estado de aflicción, mostrándose en ocasiones compungida y apesadumbrada y en otras alentando los ánimos de los familiares, involucrándose en las batidas de búsqueda".
Señala que el 3 de marzo propició el hallazgo de una camiseta del niño en un lugar que había frecuentado con una expareja suya, con la finalidad de despistar a la Guardia Civil y dirigir las sospechas sobre este hombre.
El 11 de marzo desenterró el cuerpo de Gabriel y lo metió en su coche para buscar un invernadero donde ocultarlo, "profiriendo durante el trayecto expresiones carentes del más mínimo sentimiento de humanidad", hasta que fue detenida cuando intentaba acceder al garaje de su domicilio en Vícar (Almería). La fiscal pide para Ana Julia Quezada prisión permanente revisable por el delito de asesinato y cinco años más por cada uno de los otros dos delitos.