La primera semana de junio llegarán a España 4,6 millones de dosis de vacunas contra el COVID. De momento, 17,5 millones de personas ya poseen al menos una dosis (36%), mientras que 8,6 millones tienen la pauta completa. Con esta situación, el Centro Europeo de Control de Enfermedades recomienda reducir el uso de mascarillas entre vacunados.

Sin embargo, en España aún se trata de una medida por estudiar por la división de los expertos. Se han convertido en el gran muro de contención social contra el COVID y, aunque todavía no hay fecha para guardarlas en el cajón, el Ministerio de Sanidad estudiará con sus expertos y las comunidades una eventual flexibilización de su uso en exteriores.

En la sociedad también existen diversas opiniones. Hay quienes consideran que es demasiado pronto para salir a cara descubierta, y apuestan por ponérsela aunque sea de forma voluntaria, mientras que algunos españoles confiesan estar "deseando" eliminarla del armario.

La mascarilla tiene sus aliados y sus detractores, pero sobre todo tiene los días contados. "Es muy posible que en exteriores en no muchos días se pueda ya reducir", explicó el director del CCAES, Fernando Simón, el pasado 17 de mayo.

Tras más de 365 días de norma obligatoria, la medida podría dejar de serlo. Según ha explicado el periodista Josep Corbella, "con el aumento de la vacunación y el descenso de la incidencia llega un punto que no hay riesgo de contagio". Por eso, dice, "la mascarilla deja de ser necesaria". Sin embargo, Carolina Darias llama a "ir por pasos", y asegura que se barajará.

La psicológa Ana Sánchez-Anegón ha destacado que acabar con las mascarillas va a generar ansiedad en personas que "están muy acostumbradas a llevarlas y se sienten muy seguras con ellas".

Volver a salir a cara descubierta puede causar estrés, ansiedad o incluso hasta un shock. Sin embargo, lo acabaremos aceptando: "Nuestra inteligencia emocional está preparada para adaptarnos al cambio, para adaptarnos a la nueva normalidad", ha explicado la experta.

Según el "Estudio Social sobre la Pandemia', elaborado por el CSIC, la mayoría de los encuestados no ha percibido ponerse obligatoriamente la mascarilla como un gran sacrificio. Solo un 5,8% declara que cumplirlo le ha costado mucho frente al 38,5% que afirma que no le ha costado nada cumplir con ello.