Una sanitaria del Hospital de la Candelaria recuerda que, tras escuchar la alarma de contra incendios, acudió corriendo a la zona de urgencias de Pediatría pensando que se podía haber disparado por el humo de un cigarro. Sin embargo, al llegar al área de urgencias pediátricas, donde por suerte había pocos niños, comprobó que había "una gran cantidad de humo negro", que en pocos minutos invadió todo el servicio, en el que anoche trabajaron 30 personas entre médicos, enfermeros y auxiliares de enfermería.
A medida que el tiempo iba pasando, la humareda ganó espacio, y "la angustia, el agobio y el nerviosismo" de los pacientes se incrementó, lo que hizo que el personal sanitario tuviese que trabajar de la manera más rápida y eficaz posible para evacuar cuanto antes a los que allí se encontraban. Las evacuaciones comenzaron por la puerta principal, pero, después de varios minutos, "fue imposible seguir transitando por esa zona" y tuvieron que seguir con el desalojo por la salida del centro hospitalario, "lo que hizo que la crispación aumentara", ha recordado.
"En cuestión de minutos había una nube negra en los pasillos, lo que hizo que nuestro trabajo se complicara: estábamos asfixiados", ha comentado la enfermera, para quien esta situación fue tan complicada que un día después, tras haber podido descansar un poco, a veces cree que se trató de "un mal sueño o de una película".
De la mano, en camilla o incluso en brazos fueron llevados uno a uno todos los pacientes al exterior del hospital, donde el personal sanitario habló con ellos para calmarlos y les colocaron compresas con agua para que se refrescaran y oxígeno a quien lo precisó. Sin embargo, lo más importante es que no hubo ninguna complicación en los pacientes a causa del incendio, ha resaltado la enfermera, quien valora que, "a pesar del mal momento vivido anoche", pudieron sacar adelante el trabajo y proteger a los pacientes, que fueron trasladados a otros centros.