Aplausos, música y mucho cariño. Los vecinos de Rafa Andarias le han dado una emotiva sorpresa a su llegada a casa. Este médico de Xàbia, Alicante, ha logrado sobrevivir al COVID-19 tras pasar 23 días ingresado en la UCI.

Su hijo ha compartido en redes sociales las imágenes del recibimiento de los vecinos. "¡Mi padre ya está en casa! No hay palabras para describir este momento, simplemente gracias a todos los vecinos de Xàbia por vuestros mensajes de ánimo", ha señalado en su cuenta de Facebook. Un mensaje de agradecimiento que hacía extensivo "a todos los héroes sin capa cuya labor es salvar vidas y nuestra seguridad".

En el vídeo se observa la ovación y vítores que Rafa recibió desde los balcones y ventanas de sus vecinos y con la canción 'Color Esperanza' como banda sonora. Visiblemente emocionado, el médico saluda desde su balcón y agradece todo ese cariño.

Este médico de Urgencias del Hospital de Dénia se contagió del virus a mediados de marzo. Hace unos días el propio Rafa (recuperado, pero entonces aún en el hospital) y su mujer relataban a laSexta cómo empezó ese infierno: "Él se quedó en la habitación de matrimonio. Usábamos mascarillas, comíamos separados. Una vida separada", explicaba Paqui, que también resultó infectada pese a los esfuerzos.

El día 22 Rafa comenzó a notar falta de aliento, "le costaba respirar". "Es que me levanto y estoy muerto, ponerme los zapatos es un mundo", le comentó a su mujer. Sus síntomas empeoraban por momentos, pero no fue hasta el día 25 de marzo cuando Rafa Andarias recibió una llamada de un internista del hospital. Ese día fue ingresado.

Unos días después, Rafa fue trasladado a la UCI y tuvo que recibir respiración asistida. "Me dijeron 'tenemos que intubarte' y a partir de ahí no recuerdo nada. Cero", asegura el doctor, que tiene una laguna de 16 días: "He estado dos semanas sedado e inconsciente, intubado boca abajo, porque así se controla mejor la infección respiratoria", explicaba a laSexta.

23 interminables y complicados días después, Andarias salía de la UCI. Lo hacía envuelto en aplausos y vítores de sus compañeros.

Ahora, una vez en casa, le quedan por delante largas semanas de rehabilitación por la movilidad que ha perdido. "Estoy aprendiendo a caminar, mi nieta Chloe de tres años camina y yo todavía no puedo. Estoy en una fase de mejoría", nos relataba hace días. Una recuperación en la que contará con el cariño y el apoyo de su familia y amigos.