Unas imágenes grabadas
en cuatro granjas de pollos de Castilla-La Mancha y Murcia entre 2019 y 2020
muestran la cruda realidad de estos animales destinados al consumo de carne en
España.
La cría de estos pollos
de crecimiento rápido está asociada a graves problemas de bienestar animal,
según denuncia la ONG Equalia. Entre las dolencias que sufren por engordar de
manera artificialmente rápida se encuentran afecciones respiratorias,
pododermatitis, deformidades, fracturas de las patas y un aumento de la
mortalidad por problemas cardiovasculares y pulmonares.
Estas aves,
seleccionadas genéticamente para engordar rápidamente, permanecen en las naves
solo durante 41 días, el tiempo que tardan en alcanzar aproximadamente 2,2
kilos. Se trata de un dato que nos puede dejar indiferentes pero resulta
impactante la proporcionalidad a los humanos: si un bebé creciera al mismo
ritmo, pesaría 300 kilos en dos meses de vida, según un estudio publicado por la revista Poultry Science.
En el vídeo que acompaña
estas líneas, se puede observar cómo es la realidad de estos pollos que, al no
poder aguantar su peso corporal sufren malformaciones en las patas, lo que les
obliga a estar posados en el suelo impregnados con sus propios excrementos.
Equalia denuncia que
para poder asegurar su supervivencia hasta su traslado al matadero se les suministran
antibióticos a animales enfermos y sanos, algo que puede provocar resistencia a
los fármacos y que supone un gran problema para el ser humano.
"Un producto de mayor
calidad no tiene que significar un esfuerzo económico significativamente mayor
para las personas consumidoras. El coste de una carne de menor calidad lo
pagamos con nuestra salud, la de los animales y la del medio ambiente. Entre
todas las partes podemos hacerlo mejor.
La responsabilidad social corporativa existe para incrementar la calidad de una
manera asequible para nuestros bolsillos", señala María Villaluenga, portavoz
de la ONG.
Desde Equalia exigen a
las empresas del sector hostelero y de la distribución alimentaria que se
acojan a los estándares del European Chicken Commitment, un acuerdo de mínimos
requerimientos de bienestar animal basados en la reducción de la densidad de
pollos por metro cuadrado, mayor enriquecimiento en lo referente a calidad del
aire o métodos de aturdimiento más humanitarios en mataderos avícolas y es que,
de hecho, en España se mataron 800 millones de pollos solo en 2018.