"No he visto crecer a mi hija. Sólo quiero estar con ella y recuperarla" son las frases que describen el sentimiento preocupado pero optimista de Miguel Chilquillo, padre al que una reciente orden de detención europea ha devuelto la esperanza de recuperar a su hija cinco años después de que su expareja se la llevara a Polonia.

"La última vez que la vi le dije 'Muñequita, me tengo que ir a trabajar' y ella me respondió 'Por favor papá no me dejes, yo quiero estar contigo'. No sé si ella lo presentía o no. Le di un besito, ella me abrazó, nos separamos y me fui al trabajo. Cuando volví a comer ya no estaba", recuerda compungido Miguel.

Desde aquel día de julio de 2014 han transcurrido cinco largos años en los que este donostiarra de origen peruano no ha parado de reclamar la vuelta de su hija a San Sebastián, de la mano de su abogada, María Chouza Figueroa.

El largo periplo judicial empezó en la jurisdicción civil y ha concluido en la penal con la emisión de una orden de detención europea contra la madre de la pequeña, la niña por entonces tenía tres años y que ahora está a punto de cumplir nueve.

"No sé ni cómo está la niña, porque no la he visto crecer, ya no la veo, no sé qué tipo de educación le están dando.Tengo muy poca información sobre ella. La he visto pocas veces por el ordenador y cada vez que la he visto estaba diferente", explica pesaroso.

La situación que terminó con la menor fuera de España se remonta a abril de 2014 cuando la madre de nacionalidad polaca interpuso una petición de pensión de "manutención" para la menor y quedarse con la vivienda familiar en el marco del proceso de separación de la pareja.

"Después, ella me dijo que quería irse de vacaciones a Polonia y yo le dije que podía hacerlo pero con la niña no, porque suponía cuáles eran sus intenciones: irse y no volver", ha recordado el hombre.

Para evitarlo, solicitó una petición de medidas cautelares en el juzgado que le fueron denegadas y desde entonces lucha con todas sus fuerzas para recuperar a la menor, aunque no niega su temor a encontrarse con "una extraña" cuando lo logre.

El único contacto que ha podido tener con su hija en este tiempo ha sido a través del ordenador, pero nada más.

"El primer año fue muy difícil. Incluso se le olvidó el español porque le habían prohibido hablarlo y ya no podía comunicarme con ella", detalla Miguel, quien aclara que finalmente la pequeña ha recuperado el conocimiento del idioma porque la nueva pareja de su madre también lo habla.

La abogada del padre se aferra a la consecución de la euroorden de detención de la madre, un hito que le ha costado muchos escritos y recursos y sobre todo, mucha lucha pero que, sin embargo, han demostrado que "la justicia española tarde o temprano funciona", comenta Miguel.

"Estamos contentos por ello y esperamos que ahora todo sea rápido porque la madre no sólo está acusada de un delito de sustracción de menores sino también de varios delitos de desobediencia a la autoridad judicial", ha descrito la letrada, quien no oculta que el proceso judicial seguido hasta ahora "ha sido penoso y un calvario".

"Ha supuesto mucho trabajo, mucho desasosiego y desilusión en algunos momentos, pero ahora estamos muy ilusionados porque vemos más cerca el final de todo esto", ha concluido.