Recorrer un pasillo era de las pocas cosas que podían hacer las jóvenes obligadas a prostituirse, que estaban esclavizadas y vigiladas las 24 horas del día con 15 pantallas.
La Policía ha desarticulado una organización de explotación sexual en Cuenca. Todas las mujeres son de nacionalidad paraguaya y estaban obligadas a saldar las deudas que sus proxenetas les decían que tenían tras llegar a España. En algunos casos eran hasta de 4.500 euros. Además, a esa deuda había que sumarle el alquiler por estar en el club de alterne.
Las multaban si no empezaban la jornada a su hora o si hablaban por el teléfono móvil. Con los ingresos que obtenían, la red realizó obras de remodelación del club para convertirlo en un prostíbulo de lujo con fuertes medidas de seguridad.
Construyeron hasta una discoteca al aire libre con una piscina vean y un enorme cuarto lleno de joyas y ropa. En la operación se han detenido a siete personas y otras cinco han sido imputadas.