Nerea fue al hospital bilbaíno de Basurto el pasado 4 de enero con contracciones y fuertes dolores de parto. Sin embargo, tras una ecografía, una exploración y unos minutos de monitores la mandaron a casa porque no había dilatado lo suficiente.
Nerea, que no es primeriza, se marchó. Sin entender que le dieran el alta. Eran las 5:30 horas. Tenía contracciones cada minuto y mucho dolor. Estaba dilatando unos dos centímetros. Dos horas más tarde daba a luz a su hija Keyla en el portal.
No le dio tiempo ni a empujar. "Pegué dos gritos, notaba ya la cabeza que salía", ha explicado la mujer, que solo tenía de asistente de parto a su hermano y su única preocupación era que la pequeña no se cayera.
Al ser pleno invierno, una vecina tuvo que bajar unas mantas. Ahora, cuatro meses después, aún piensa en el miedo que sintió. "El miedo de si estoy bien y de si la niña está bien. Yo veía sangre y no sé si fue una hemorragia", ha explicado. Sin poder evitarlo, se viene abajo al recordar que Keyla, tres días después, tuvo que pasar ingresada 13 días en la UCI por una bronquiolitis.
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Ahora, Nerea ha denunciado al hospital. Considera que el alta fue prematura y estuvo sin monitorizar durante tres horas. Según el servicio vasco de salud no se la ingresó porque debía tener cuatro centímetros de dilatación, y solo tenía tres. Además, sostienen que fue un parto precipitado, algo excepcional. En el otro punto de vista, Nerea afirma que se puso en riesgo su vida sin necesidad.
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