Un desfiladero de nieve a cada lado de la carretera se encuentra el camino que va a Sotres, en Asturias. Llegar hasta este pequeño pueblo de montaña es muy arriesgado porque el peligro de aludes es constante.
Los vecinos están teniendo el peor invierno que recuerdan, y aseguran que vivir así les está resultando duro y agobiante. "Estamos acostumbrados a esta clase de nevadas, pero también estamos acostumbrados a que las cosas funciones bien", comenta una vecina de la zona.
La situación en Tresviso, Cantabria, a sólo unos kilómetros en pleno corazón del parque nacional de los Picos de Europa es de aislamiento total. En el pueblo viven unos 20 vecinos que llevan un mes sin poder salir del pueblo. Las maquinas quitanieves aún no han podido conseguir que la carretera sea reabierta.
La única comunicación que tienen con el exterior es con el 112. Un helicóptero les está proporcionando comida para los vecinos y para el ganado, además de medicinas. Otra máquina quitanieves de mayor potencia se ha sumado a las labores de limpieza para intentar terminar con el aislamiento de Tresviso cuanto antes.
Otro gasto más
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