El 16 de agosto de 2018, un vecino localiza el cuerpo del concejal de Izquierda Unida de Llanes Javier Ardines. El camino donde se halla el cadáver está a menos de 300 metros de su vivieda. El político estaba sobre el asfalto, a unos metros de su furgoneta gris arrancada. El paso está bloqueado por unas vallas.
La investigación confirma su muerte violenta tan solo 24 horas después. Recibió tres fuertes golpes en la cabeza, cuando bajó de su vehículo para retirar los obstáculos. Posteriormente, fue estrangulado. Una escena que desde el primer momento hizo sospechar a los agentes que se trataba de un crimen premeditado.
Los interrogatorios a sus familiares desvelaron que Javier ya se había encontrado con estas vallas días antes y que también tuvo que retirarlas para poder seguir circulando. De hecho fueron vistas por los vecinos. Los agentes trataron de averiguar su origen.
Se encuentran varias de ellas abandonadas en un solar cercano. La hipótesis de que el móvil de su asesinato fuese por su actividad política pierde fuerza. Los investigadores sospechan que Javier Ardines trató de defenderse. Se envía a analizar los restos biológicos encontrados en sus manos.
También comienzan a estudiar detenidamente las llamadas de teléfonos móviles que se hicieron aquella madrugada en la zona. El concejal salió de su casa sobre las seis de la mañana dirección a LLanes para salir a faenar con su embarcación.
42 años de prisión
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En contexto En febrero de 2023, El Rubio, un pequeño pueblo de Sevilla, fue el escenario del primer asesinato machista de una menor de edad del año. La víctima se llamaba Elia, tenía 17 años, estaba embarazada y falleció después de recibir un disparo de escopeta en la cabeza. El autor confeso fue su novio, un joven de 22 años.