Se le imputaban los delitos de naufragio culposo, homicidio culposo, abandono de la nave y por no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra el escollo que provocó el accidente, la noche del 13 de enero de 2012.
De este modo el excapitán ha agotado los tres grados de juicio previstos en la Justicia italiana y la pena se convierte en definitiva, por lo que tras el veredicto ingresó voluntariamente en la penitenciaría romana de Rebibbia, a cuyas puertas esperó la sentencia, pues ha vivido estos años en libertad.
No obstante, el pronunciamiento de la justicia italiana, en su máxima instancia, podría ser solo un punto y aparte en este mediático proceso sobre el mayor accidente marítimo que se recuerda en Italia.
Su abogado, Saverio Senese, dijo a los medios que si ve "márgenes" podría recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos pues, a su juicio, durante el proceso "se han producido una serie de violaciones de los derechos de defensa" del imputado.
Primera declaración ante el juez
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