La Audiencia de Castellón ha condenado a 22 años de prisión a un hombre por abusar de sus dos hijas menores de edad de forma continuada.

Los hechos ocurrieron a lo largo de 2016 en el domicilio que compartían el condenado, su exmujer -de la que se había divorciado dos años antes- y las dos menores, que tenían entonces 11 y 13 años y sufren una discapacidad psíquica.

El Tribunal ha declarado probado que el hombre se aprovechó de esa discapacidad, de su relación de parentesco y de la "influencia y dominio" que ejercía sobre las pequeñas para someterlas a distintas prácticas sexuales.

Por su parte, la madre de las menores se hallaba por regla general prostrada en la cama y tomaba por las noches una medicación muy fuerte para poder dormir profundamente, según se relata en la resolución judicial.

Los abusos fueron descubiertos en diciembre de 2016, cuando una de las menores se lo contó a una profesora y esta puso lo ocurrido en conocimiento del centro y las autoridades.

La Sala considera al padre autor de dos delitos continuados de abusos sexuales y le impone por cada uno de ellos una pena de 11 años de prisión. También le condena a indemnizar a cada niña con 10.000 euros por daños morales y le prohíbe acercarse a 500 metros de ellas o ponerse en contacto por cualquier medio durante 10 años.

La sentencia puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.