El ejemplar de Rorcual Común que quedó varada en la cala del Figo, en Tapia de Casariego, se encuentra ya en las instalaciones del Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos (Cogersa) en Gijón para realizarle la necropsia tras un complejo traslado.
El ejemplar fue arrastrado desde el mar por una embarcación de Salvamento Marítimo que la condujo hasta el puerto de Navia, a unos 20 kilómetros del lugar donde quedó varada, para que fuera sacada del agua con la ayuda de una grúa ubicada en la zona que ocupa en la terminal el astillero Armón.
No obstante, la operación se complicó cuando la cola por la que estaba amarrada para ser izada se ha partido y el resto del cadáver ha vuelto a caer al agua, lo que hizo necesario recurrir a otra grúa para intentar sacarlo del agua.
Las primeras estimaciones situaban el peso de la ballena entre 25 y 35 toneladas, pero finalmente se elevaba hasta las 47 toneladas, lo que hizo necesario reemplazar el camión en el que inicialmente estaba previsto realizar el traslado y aplazarlo.
Técnicos de la Consejería de Infraestructuras y Medio Ambiente del Principado habían tomado ya muestras de sangre, piel y grasa del cadáver del animal en la cala donde murió, y comenzaron a preparar el operativo para rescatar el cadáver de la ballena, de 21,7 metros de longitud.
El animal quedó varado en una pequeña cala de difícil acceso, a la que no se puede llegar en vehículo, y por la que han pasado numerosas personas para ver de cerca el cadáver de la ballena y fotografiarse con él.
Según la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), se trata de una especie común en las aguas del Cantábrico, aunque en el caso de este ejemplar presentaba unos patrones de coloración inhabituales, y no había precedentes de una ballena de este tipo varada en la costa asturiana desde hace 25 años, también en Tapia de Casariego.
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