La experimentación en animales para probar productos genera preocupación en muchas personas. Aunque de 2010 a 2020 este tipo de actividad se redujo casi a la mitad en España, según datos del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cientos de miles de animales siguen aún utilizándose en los laboratorios.

Te explicamos cómo saber si un producto está testado en animales, las restricciones legales y las certificaciones sobre el asunto que puedes encontrar en los envases, así como las aplicaciones móviles y las listas de marcas 'Cruelty-Free', es decir, que no experimentan con animales, para que tomes decisiones de compra informadas.

Qué es la experimentación en animales

La experimentación en animales implica someter a especies como cobayas, conejillos de indias, perros, gatos, gallinas, conejos, cerdos o monos a diferentes pruebas y métodos para probar la seguridad y efectividad de diversos productos. Esta práctica es realizada en laboratorios de empresas de todo el mundo que fabrican productos como cosméticos, alimentos, medicamentos y otros materiales.

Las pruebas a las que son sometidos los animales pueden variar en su nivel de invasividad. Pueden ir, a saber, desde la aplicación de químicos o productos tópicos para evaluar irritación o toxicidad, pasando por la exposición ocular u otológica para evaluar efectos en los ojos o los oídos, hasta la administración de sustancias vía intravenosa o intramuscular, entre otros.

Todos estos procedimientos pueden resultar dolorosos, perjudiciales o mortales para los animales involucrados. Organizaciones defensoras de los derechos de los animales han abogado por reducir o eliminar por completo el uso de animales en este tipo de pruebas.

Cómo es la experimentación con animales

En resumen, las pruebas más comunes en la experimentación con animales son:

  • Pruebas de irritación cutánea
  • Pruebas de sensibilización dérmica
  • Pruebas de toxicidad aguda
  • Pruebas de toxicidad subcrónica

Con estas pruebas se intentan evaluar los efectos de los productos y determinar su seguridad y eficacia antes de su lanzamiento al mercado, es decir, antes de ponerlos a disposición de los humanos.

Cómo identificar si un producto está testado en animales

Existen diversas formas de reconocer si un producto ha sido testado en animales:

1. Sellos y certificaciones en envases de productos: algunas marcas incluyen estos sellos o certificaciones que indican que el producto no ha sido testado en animales. Los más comunes son el logo de 'Cruelty-Free', 'No testado en animales', 'Leaping Bunny' o 'Cruelty Free International'.

2. Aplicaciones móviles: existen diversas aplicaciones con las que se puede escanear el código de barras de un producto y obtener información sobre si ha sido testado en animales. Algunas de las más conocidas son: 'Bunny Free', 'Cruelty Cutter' y 'Choose Cruelty Free'.

3. Páginas web y listas de productos no probados en animales: por ejemplo, en la página web ConsumÉtico de la asociación AnimaNaturalis, encontrarás listas de productos que no han sido probados en animales. Además, algunas marcas también cuentan con secciones en sus sitios web donde proporcionan datos sobre su política de no testeo en animales.

4. Información de las marcas: algunas marcas que no testan en animales no disponen de sellos o certificaciones en sus envases. En estos casos, es recomendable visitar la web de la marca y buscar información detallada sobre sus prácticas de testeo en animales.

Qué dice la ley sobre la experimentación en animales

La experimentación en animales es un tema ampliamente regulado en la Unión Europea, con el objetivo de proteger el bienestar de los animales y promover alternativas éticas en la investigación y desarrollo de productos. Estas son las restricciones y prohibiciones establecidas en la UE, así como el periodo de prórroga permitido para algunas empresas.

Restricciones y prohibiciones en la Unión Europea

Desde el año 2009, la UE ha prohibido la experimentación con cosméticos en animales, lo que implica que ningún producto cosmético puede ser testado en animales dentro de los Estados miembros.

Además, la Directiva 2010/63/UE establece regulaciones para la protección de los animales utilizados con fines científicos y establece requisitos específicos para minimizar el uso de animales en experimentación, fomentar el uso de métodos alternativos y garantizar el bienestar animal durante el proceso. Esta normativa también permite que cada país miembro establezca sus propias restricciones adicionales.

No obstante, algunas empresas pueden contar con un periodo de prórroga para cumplir con la prohibición de la experimentación en animales. Esta prórroga se estableció inicialmente como un máximo de 10 años a partir de la implementación de la prohibición en 2009. Esto significa que, aunque la experimentación con cosméticos en animales está prohibida en la UE, algunas empresas aún pueden comercializar productos que hayan sido testados en animales en el pasado o que aún se estén probando en animales debido a esta prórroga.

En definitiva, la verificación de los sellos y certificaciones en los envases, así como el uso de aplicaciones móviles y listas de productos no probados en animales, son las herramientas más útiles para identificar cuáles son los productos que cumplen con los estándares 'Cruelty-Free' y no experimentan con animales.

Alternativas a la experimentación en animales

La búsqueda de alternativas a la experimentación en animales ha cobrado impulso en los últimos años. Esta tendencia se debe tanto por razones éticas como por la necesidad de obtener resultados más precisos y aplicables al ser humano. Organizaciones como PETA afirman que los experimentos con animales son crueles, costosos y generalmente inaplicables a los humanos, por lo que promueven alternativas. Existen investigaciones que demuestran su superioridad a las pruebas animales tradicionales.

Entre las alternativas destacan:

1. Métodos in vitro: se utilizan células humanas y tejidos para realizar pruebas de seguridad y eficacia de productos. Al ser células humanas, los resultados son a menudo más relevantes para nuestra especie que los obtenidos de animales.

2. Modelos computacionales: la bioinformática y la modelización computacional permiten simular sistemas biológicos humanos y predecir cómo reaccionarían a ciertos productos o sustancias, reduciendo la necesidad de pruebas en animales.

3. Órganos en un chip: estos dispositivos microfluidicos simulan la función de órganos humanos en un pequeño chip. Permiten estudiar las respuestas específicas de órganos a diversas sustancias sin necesidad de experimentación animal.

4. Investigación con voluntarios humanos: cuando es éticamente viable, se puede realizar investigación directamente en humanos, especialmente para productos cosméticos, donde se pueden hacer pruebas de irritación en pequeñas áreas de la piel.

El avance de estas tecnologías y métodos no solo promete un futuro más ético en términos del trato a los animales, sino que también abre la puerta a una investigación más precisa y segura para el bienestar humano.