Cataluña sufre una sequía sin precedentes y ha entrado en fase de excepcionalidad en los sistemas hídricos que abastecen al 80% de la población, lo que representa una ampliación de restricciones en usos agrícolas, industriales y urbanos.

El Govern ha anunciado estado de excepcionalidad por la sequía que afecta a la región, y la Agencia Catalana del Agua (ACA) ya lo ha ratificado para el sistema Ter-Llobregat -que nutre el Área Metropolitana de Barcelona- y el acuífero Fluvià-Muga (Girona).

De este modo, comenzarán a aplicarse una serie de restricciones para casi 6 millones de habitantes de 224 municipios, entre ellos Barcelona y las grandes ciudades del área metropolitana con el objetivo de reducir la dotación de riego agrícola en un 40%, disminuir el 15% en el uso industriales y entre el 15 y el 50% en los usos recreativos. Estas son las claves:

  • Queda prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes de carácter público o privado (excepto el riego de supervivencia de árboles o plantas, que se hará gota o gota o con regadera).
  • Solo se puede regar el césped en superficies destinadas a práctica federada de deporte, o con agua regenerada en depuradoras o recogida de la lluvia.
  • Se prohíbe la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos, fachadas o edificios con agua potable.
  • Solo se pueden llenar parcialmente las piscinas de agua dulce que dispongan de sistemas de recirculación y siempre con las cantidades mínimas para garantizar la calidad sanitaria del agua.
  • Se establece una dotación máxima de 230 litros por habitante y día, una media en la que se incluyen todos los tipos de consumos (doméstico, agrícola o industrial) y que está lejos de los 117 litros que gasta en casa cada catalán, por lo que a efectos prácticos no hay restricciones en el agua de boca.

La sequía, nueva normalidad

Tras 29 meses sin llover como debería, prácticamente desde la borrasca Gloria de enero de 2020, la esperanza está depositada en la primavera, pero serían necesarios cuatro meses de lluvia intensa para que las reservas de agua regresen a niveles normales, un escenario poco probable.

En todo caso, para pasar a la siguiente fase de emergencia (16% de les reservas), en la que las restricciones serían más severas y afectarían al uso doméstico, también debería ocurrir algo muy improbable: que no llueva ni una gota en un año, según la consellera de Acción Climática, Teresa Jordà.

Por el efecto de la crisis climática, la sequía será cada vez más frecuente, pues la ACA estima que, en el horizonte de 2050, habrá una reducción de hasta un 18% de la disponibilidad de agua en Cataluña. Es una nueva normalidad que fuerza a los ciudadanos a hacer un uso más responsable de un recurso limitado -el consumo doméstico ha aumentado en los últimos meses en lugar de reducirse- y a las administraciones a adaptarse a los nuevos tiempos.