Esta misma noche se ha producido el último ataque de un lobo en Cantabria, que ha acabado con la vida de un potro. Sin embargo, las imágenes de reses muertas se han repetido más de 1.200 veces en lo que va de año en 52 municipios diferentes.

Para tratar de poner remedio a esta situación, el Gobierno de Cantabria ha renovado el permiso para abatir 34 lobos el próximo año. Sin embargo, esta decisión choca frontalmente con una orden del Ministerio para la Transición Ecológica, que a partir del 25 de septiembre protege al lobo.

"A ninguno de los que han tomado esa decisión lo he visto por los pueblos de Cantabria hablando con los ganaderos que se levantan día sí y día no a ver y a contar sus animales", critica duramente Guillermo Blanco, consejero de Ganadería de Cantabria.

La orden del Ministerio obliga a justificar cada abatimiento, no obstante, los ganaderos no lo ven posible. "Los propios guardas que abaten lobos no lo van a hacer si corren el riesgo de que haya una querella criminal ante el juez y eso ocurre, de hecho", indica Gaspar Anabitarte, de Unión de Ganaderos de Cantabria.

Los ecologistas están con el Ministerio para la Transición Ecológica, de hecho, han llevado la cuota de Cantabria a los tribunales. "Con este tipo de medidas de cupos de 30, o de más, la caza es indiscriminada, se caza de todo. Las manadas se desestructuran y todavía el daño es peor", denuncia Carlos García, de la asociación ecologista ARCA.

Mientras tanto, el lobo crece y desde 1998 se ha multiplicado por seis en la región.