Los lobos necesitan protección porque son animales salvajes, pero precisamente por este motivo suponen también un problema para los ganaderos, a quienes preocupa la prohibición de cazarlos anunciada este jueves.

"Me han visitado los lobos esta noche", lamenta el ganadero Raúl Gómez, tras descubrir el cuerpo sin vida de una de sus ovejas.

Ante esta situación, el sector busca posibles soluciones para afrontar el problema del lobo y reforzar la protección de sus rebaños.

Perros mastines

Una de las formas que tienen de proteger al ganado son los mastines, que, a diferencia de la mayoría de perros, no se asustan ante los lobos sino que, al contrario, los ahuyentan.

La desventaja es que educarlos es un proceso muy lento: el perro mastín debe nacer en una ganadería, de padres también pastores y vivir años con el rebaño antes de empezar a ser útil. Además, mantenerlos es caro: 500 euros al año por cada uno.

"Lo que se necesita en un grupo determinado es una pareja y eso es un coste diario y anual muy grande", indica Eloi Villada, de la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes. "La gente tiene miedo a los mastines, los montes hoy en día están llenos de ciclistas, de gente que sube a hacer deporte, y los mastines molestan", apunta por su parte Raúl Gómez.

Vallas electrificadas

Los cierres electrificados, bien instalados, protegen a los animales, pero tienen el inconveniente de que también necesitan de mastines porque, por altos que sean, muchos lobos los saltan.

"Para defenderse del lobo tiene que tener más altura porque esto el lobo lo salta fácilmente", advierte Villada ante uno de estos vallados. Gómez sostiene que "no es la solución": su propia finca, dice, está vallada completamente y los lobos "entran igual".

Cencerros digitales

La esperanza de los ganaderos está puesta en los cencerros digitales. Los más avanzados son GPS que detectan las pulsaciones del ganado y, si se alteran al sufrir un ataque, avisan al pastor. Lo cierto es que son caros, con un precio mínimo de 100 euros cada uno, y avisan del ataque, pero no lo evitan.

Para eso hay que combinarlos con un ahuyentador: estos dispositivos asustan al lobo con ultrasonidos o luces desde 28 euros por unidad.

El burro

Otro método tradicional es tener un burro en la finca, ya que este animal se asusta y rebuzna al ver un lobo, lo que avisa al pastor, que debe estar cerca para espantarlo.

El problema de todos estos métodos es que ninguno es infalible, por eso los pastores piden compensaciones. "Se puede convivir, lo que pasa es que los ganaderos tienen que ser compensados", afirma Villada. Por su parte, Gómez advierte: "Nadie quiere la extinción del lobo, pero hay que controlarlo, si no, nos acaba comiendo a nosotros".