La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha efectuado la cuarta reconstrucción de los hechos previos a la muerte de Manuela Chavero, la vecina del municipio extremeño de Monesterio de 42 años que desapareció en la noche del cuatro al cinco de julio de 2016. En ella ha participado Eugenio Delgado, de 28 años, como presunto implicado en la muerte de la mujer.
En el recorrido ha participado la hermana de Manuela, Emilia, quien se ha encarado con él a grito de "canalla, asesino": "Debería contar ya la verdad, porque lo sabemos todos", ha dicho ante los micrófonos.
Los agentes de la Benemérita han llevado al acusado desde el centro penitenciario de Badajoz, donde permanece recluso desde septiembre del año pasado acusado de su desaparición y muerte, a su propio domicilio. Allí es donde la mujer supuestamente acudió en la noche de su desaparición. Las autoridades también han acompañado a Eugenio Delgado a la propiedad de la víctima, a menos de 50 metros de distancia.
La reconstrucción ha recorrido todos los pasos dados por el supuesto criminal: ha comenzado en su domicilio, donde ella estuvo la noche de su desaparición; ha continuado en la casa de la víctima; después, en el cortijo al que trasladó a la ya muerta, ubicado a cinco kilómetros de distancia del casco urbano del pueblo; y, finalmente, en la zorrera donde fue enterrada, a un kilómetro de la finca.
Se ha usado un maniquí
Para la reconstrucción de los hechos los operarios de la UCO han utilizado un maniquí de similares características físicas a los de la mujer: altura, peso etc.
Esta operación estaba prevista para el mes de marzo pero fue aplazada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Zafra, quien tiene el caso en fase de instrucción. Tanto la Fiscalía, la defensa de la víctima y la acusación particular han solicitado esta reconstrucción en la que también estará Emilia Chavero, hermana de la fallecida.
Una confesión dudosa
Después de cuatro años de investigaciones, Eugenio Delgado fue detenido en septiembre del año pasado. La Guardia Civil le seguía la pista como sospechoso de lo sucedido y, tras su arresto, el joven confesó el transporte del cuerpo y guio a las autoridades a la finca donde yacía el cadáver.
Sin embargo, no se confesó como autor de ningún asesinato. En su declaración aseguró que acudió a casa de la víctima a entregarle una cuna y, una vez ahí, se cayó por accidente y falleció por el golpe. Tras ello, decidió trasladar el cuerpo a una finca ubicada a 15 minutos, lo enterró a un kilómetro de distancia y cambió la tapicería de su coche porque estaba manchada.
El acusado siempre ha negado cualquier tipo de agresión sexual para esquivar la condena de prisión permanente revisable. En la autopsia se descubrió que le faltaba una vértebra, tenía una costilla rota y presentaba golpes en la cara y la nariz, lo cual no cuadra con una contusión en la cabeza. Por eso los agentes vuelven a reconstruir los hechos, para ver si puede confesar algo que esclarezca (de verdad) los motivos de su muerte.
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