La directora de la guardería de José no ha aguantado cruzar la mirada de Bretón, por lo que ha contestado a todas las preguntas mirando al frente, y a la salida ha rodeado por completo la sala para evitar pasar cerca del acusado.
Hoy ha sido el turno de amigos y compañeros de trabajo de Ruth Ortiz. Todos han coincidido en lo mismo: el día antes de la desaparición Bretón estaba "diferente". "Me dije: tiene cara de psicópata", afirma una exnovia del hermano de Ruth.
Aseguran que desde la separación, Bretón se transformó. Criticaba constantemente a su exmujer: "Hubo un momento en que estaba más crispado y yo juraría que dijo 'la hija de puta esa'", señala la madre de un compañero de guardería de José. Y no paraba de hablar de lo peligrosa que era la familia de Ruth: "Dijo que tenía una hermana con un trastorno bipolar, que había tenido problemas con la droga, que había estado en prisión en Lisboa... Me dijo que su suegra era alcohólica".
También ha declarado Conchi, su exnovia. La llamó el día antes de la desaparición y después en varias ocasiones con la intención, según ella, de ligar.
Finalmente, ha entrado en escena el gasoil que Bretón compró para presuntamente quemar a sus hijos, 250 litros según los empleados de la gasolinera a la que acudió Bretón antes de asesinar supuestamente a sus hijos. Una cantidad desorbitada para la acusación, que sigue convencida de que su destino final fue la hoguera de 'Las Quemadillas'.
"Le habían lavado el cerebro"
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El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.