Protestaban por el desalojo de un centro okupado en Santiago de Compostela. Durante la marcha, la tensión aumenta entre manifestantes y antidisturbios hasta que comienzan las cargas y los agentes se ven desbordados.

La batalla campal se desplaza a las calles aledañas y una mujer cae al suelo. La Policía dispara pelotas de goma y los manifestantes responden lanzándoles botellas.

En unos minutos forman barricadas con contenedores y el furgón policial tiene que esquivar las piedras que le tiran. Los enfrentamientos acaban con seis policías heridos y un joven detenido, que entre aplausos salía en libertad con cargos tras declarar ante el juez.

El Ayuntamiento ha cuestionado la actuación policial. "No fue bien medida y generó una situación que podía haber sido evitada", ha declarado Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela.

Algo que han negado los sindicatos policiales y el jefe del Sindicato Unificado de la Policía de A Coruña, Abel Lobato: "Se enfrentaron con los compañeros que portaban los escudos con los palos de las banderas".

El Ayuntamiento ha abierto un expediente a la empresa a la que pertenece el inmueble protegido por tapiarlo para echar a los ocupas.