A primera hora del pasado lunes, se acercó hasta la vivienda de su exesposa, Sandra, en Valga, Pontevedra. Allí, delante de sus hijos de cuatro y siete años, abrió fuego contra ella, acabando con su vida. Cuando su excuñada y su exsuegra acudieron a socorrer a la mujer, les disparo, matándolas también.

Sandra les había pedido que acudieran tras darse cuenta de que su exmarido se encontraba en las inmediaciones de la casa. Los menores consiguieron escapar y corrieron hasta la vivienda de una vecina, desde donde se hizo la primera llamada de auxilio.

Después del asesinato, y habiéndose deshecho del arma, el hombre se fue a su casa y ya allí llamó a la Guardia Civil para confesarlo todo. Según ha informado el medio 'ABC', el hombre sabía que "a su mujer la había matado", pero desconocía si su excuñada y su exsuegra seguían con vida. "Sé que a mi mujer la maté", declaró.

Los agentes, que acudieron de inmediato a la vivienda del hombre, describieron su actitud como de total "tranquilidad" durante la detención. No parecía ni nervioso, ni arrepentido. Estos han asegurado que el hoombre "efectuó los disparos con un arma corta", para la cual no tenía licencia.

Ahora, se espera que el detenido pase a disposición judicial. Por el momento, permanece custodiado por la Guardia Civil. Será la magistrada del Juzgado de Instrucción número 2 de Caldas, que se encontraba de guardia en el momento del triple asesinato, quien se encargará del proceso judicial del caso. Ella es, además, la competente en casos de violencia de género.

Según se ha podido saber recientemente, dos de las tres víctimas de este triple asesinato, la madre y la hermana de la exesposa del asesino confeso, no figurarán en las estadísticas oficiales de los asesinatos de violencia de género.

Y es que, a pesar de que el registro de las "víctimas indirectas" de la violencia machista es una medida recogida en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, se trata de una de las actuaciones que todavía no se han completado.