15 minutos. Es el tiempo que habría tardado Francisco Javier Almeida, acusado de haber cometido el crimen de Lardero, en agredir sexualmente a Álex, un niño de 9 años, para después asfixiarle. En la segunda jornada del juicio por el caso, han hablado los agentes que llevaron la investigación, contando que el menor apenas pudo defenderse y que la agresión fue "extremadamente violenta".

Lo primero que hizo el acusado fue salir de su casa en busca de una víctima, sentándose en un banco "a observar", según explica un teniente de la Guardia Civil. "La víctima es escogida de forma aleatoria, es la más vulnerable", detalla. El menor engañado, en este caso Álex, es engañado haciéndole pensar que va a ver a una mascota, intentando evitar que subiese al ascensor.

Un amigo de la familia de Álex asegura que su hija "fue la primera opción", pero ante su negativa se "llevó" al pequeño. Una vez en la vivienda, el menor no pudo defenderse, estando "a merced del acusado". En la vivienda de Almeida se encontraron tres pelos de la peluca de su disfraz, un pantalón y sangre de Álex en el pantalón y en las zapatillas de Almeida.

"Llevaba la cremallera de su pantalón sin subir y fue detenido 'in fraganti' en la planta segunda, donde lo portaba", detalla. Este lunes fue el propio Almeida el que dio su versión de lo ocurrido, asegurando que él no forzó al menor y que su intención no era "agredir y matar" al pequeño.

"No le puedo decir qué hice, fue muy deprisa", afirmó en una sala en la que por momentos se vieron caras de sufrimiento y se escucharon sollozos al oír la versión del crimen de Lardero aportada por Francisco Javier Almeida, el principal acusado de lo ocurrido en octubre de 2021.