El Apóstol Santiago ocupa uno de los puestos más relevantes del santoral cristiano. No es para menos, puesto que la peregrinación bautizada con su nombre se celebra desde hace más de 1.000 años. Creyentes y no creyentes de todo el mundo han tomado la ruta del hijo de Zebedeo y Salomé como suya. Eso sí, su final no fue tan placentero como el de la mayoría de peregrinos, puesto que el Apóstol terminó decapitado tras volver a la actual Israel, tierra en la que nació.

Hoy toda Galicia, y más concretamente Santiago de Compostela, celebra la veneración de esta figura. Una celebración que, esta vez, será diferente, puesto que el coronavirus ha hecho que se eliminen algunos de los componentes más importantes de la fiesta, como los espectáculos multitudinarios o los encuentros en las barras de bar de las plazas.

Los fuegos del Obradoiro, divididos en ocho ubicaciones

La gran víctima que se ha cobrado esta pandemia ha sido la exhibición de la plaza del Obradoiro. Este evento, que se celebra el 24 de julio, víspera del día del Apóstol Santiago, es uno de los principales escaparates nacionales e internacionales de la ciudad. Sin embargo, este año ha dejado un recuerdo menos espectacular de lo que acostumbra.

"A nivel de fuegos, ya el año pasado decidimos que no se podían celebrar, debido a que nos podríamos llevar un disgusto si seguíamos tirándolos desde un edificio tan antiguo", cuenta por teléfono a laSexta Gonzalo Muíños, concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Santiago de Compostela. Pese a que el Gobierno ya tenía pensada otra ubicación, el concejal explica que el coronavirus se interpuso en sus planes: "Hemos decidido repartir los fuegos en ocho puntos distintos, así evitamos aglomeraciones". De este modo, los compostelanos podrán ver los fuegos desde Santa Susana, Escalinata de Fontiñas, Campo de la Fiesta de Amio, Cidade da Cultura, Monte de Deus, el Parque de Eugenio Granell, Granxa Do Xesto y Casas Novas.

La cuestión de evitar aglomeraciones es la que más ha tenido en cuenta el ayuntamiento, debido a que el Día del Apóstol es capaz de reunir a millares de personas en espacios muy pequeños. Ante esto, el pasado 10 de julio se limitó el acceso a todos los eventos públicos mediante reserva. Según el dirigente, están consiguiendo guardar las distancias: "El aforo gira en torno a las 500 personas, todo el mundo con mascarilla, sentada y separada", afirma Muíños.

Desde hace años, la exhibición del Obradoiro ha sido una experiencia sensorial para los visitantes que se asomaban a la plaza. Como se puede ver en el vídeo, nunca han faltado los homenajes a figuras históricas, las luces y la pólvora. Algo que este año ha cambiado "de manera importante", como explica Muíños.

El control ante los botellones

La ciudad no ha dudado en sacar pecho por su capacidad para retener al coronavirus. En un comunicado del pasado 15 de julio, el concejal de Turismo, Sindo Guinarte, expuso que Santiago de Compostela es la ciudad de España con más establecimientos y servicios distinguidos con la etiqueta "Preparados Covid". Los locales que han conseguido este reconocimiento son aquellos que implementaron los protocolos dictaminados por el Gobierno. Asimismo, tuvieron que pasar por una evaluación externa que garantizara la seguridad de estos negocios.

De cara al consumo de alcohol en la fiesta, Muíños afirma que se han tomado unas medidas de seguridad muy estrictas: "Están actuando tanto la Policía Nacional como la municipal. Hasta hemos prohibido las barras y cerrado todas las terrazas del entorno de los eventos públicos". El concejal define las situaciones que se generan en torno a la bebida como "incontrolables", y apela a la "responsabilidad", especialmente de las personas más jóvenes.

De hecho, algunos de ellos han decidido cambiar radicalmente sus planes ante este Día del Apóstol pandémico. Pablo Martínez, estudiante de Farmacia, afirma que este año no acudirá a la fiesta: "Es el día más grande en Santiago, literalmente es como una Nochevieja. Pero ha hecho que todo mi grupo de amigos y yo decidamos no ir".

El joven asegura que el día del Apóstol suele ser un gran aliciente para invitar a personas de otras partes de España: "Es la ocasión perfecta para traer gente de fuera, y como yo, lo hacen muchísimos jóvenes. También se reúnen muchas familias, y los botellones son multitudinarios, por el buen tiempo. Todo esto junto con el coronavirus ahí fuera ha hecho que nos pensemos un par de veces lo de ir a la fiesta", ha explicado. Por el contrario, al final han tomado por la vía alternativa de irse a una casa rural: "Creemos que es lo mejor, mucho más tranquilos".

Si el Apóstol Santiago cruzara hoy las puertas de la catedral, probablemente le harían volver sobre sus pasos para coger una mascarilla. El bastón en el que se apoya sería embadurnado en gel hidroalcohólico y los sermones se recitarían desde la distancia. Este 25 de julio es uno de los más inusuales que se recuerdan. No obstante, ello no impide que los compostelanos celebren su día.