El Juzgado Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla,
ha cerrado las causas iniciadas a raíz de la denuncia presentada por una
soldado del acuartelamiento de Bobadilla, en Antequera (Málaga), sobre presuntos abusos y acosos sexuales sufridos por parte de compañeros en septiembre y en diciembre de 2017. Así, se han emitido autos de archivo y se ha
dictado una sentencia absolutoria.
La soldado hizo una primera denuncia el 12 de diciembre de
2017 por unos hechos sucedidos dos días antes, en la que señalaba que habría
sido drogada cuando estaba en un bar con compañeros. Luego, la amplió,
aludiendo a la presencia de varios hombres en la habitación y una presunta
"violación grupal" y, además, en una de las declaraciones habló de
otra agresión sexual sufrida en septiembre.
Así, en un auto se
declara el sobreseimiento de la causa iniciada contra cuatro militares por los
hechos de diciembre, al considerar que lo denunciado "no ha podido ser
probados ni directa, ni siquiera indiciariamente", apuntando que "no
existe ningún hecho que avale, no ya de manera directa, ni siquiera periférica
o circunstancialmente los hechos denunciados".
Se señala que "sólo contamos con la declaración de la
denunciante", ya que de los informes toxicológicos realizados a la militar
se deduce que "no se ha podido apreciar ninguna sustancia que produzca los
efectos descritos" por ella y en los informes de ADN "no se ha
evidenciado la presencia de esperma" en la ropa analizada de la chica ni
en su cuerpo hay signos de la agresión.
Asimismo, en dicha resolución, con fecha de noviembre
pasado, se incide en que los testigos que declararon, todos compañeros de
acuartelamiento, no escucharon nada la noche en la que supuestamente pasaron
los hechos. Según 'ABC', que ha adelantado la resolución, la militar ha
presentado recurso de casación contra el auto de sobreseimiento.
Para el tribunal territorial, la declaración de la
denunciante "adolece de varios requisitos", como que no hay "una
identidad esencial del núcleo de los hechos", sino que comienza diciendo
que le habían drogado, lo que "deviene" en sus manifestaciones
"en una presunta 'violación grupal'". Además, entiende que su versión
"carece de coherencia externa, pues no está apoyada en ningún dato
objetivo".
Por esto, el Tribunal, en consonancia con el fiscal,
entiende que "nos encontramos ante algo más que una falta de corroboración
de los indicios aportados por la denunciante, pues estos no encuentran ni
siquiera un mínimo eco o reflejo, por débil que sea, ni en las numerosas
pruebas periciales practicadas, que no respaldan en absoluto la versión
incriminatoria, sino todo lo contrario; ni en las testificales, lo que se une a
la falta de credibilidad y persistencia".
Asimismo, en lo que respecta a la sentencia absolutoria, que
se refiere a la denuncia por un supuesto abuso sexual en septiembre de dicho
año por parte de un compañero, el Tribunal le absuelve y señala que en el
testimonio de la víctima aprecian contradicciones y "falta de coherencia
de sus actos", añadiendo que no quedó acreditado que sufriera algún tipo
de estrés postraumático o ansioso propio de una relación sexual no consentida.
Además, "nadie ha manifestado que observaran alguna
actitud extraña o rara cuando la soldado y el encausado coincidían en la
unidad", señala la sentencia, de febrero de este año, llegando a la conclusión de que "las relaciones
sexuales fueron plenamente consentidas" por la denunciante y que "no
existe prueba de cargo alguna para determinar que el soldado cometiera el
delito de abuso sexual".