El guardia civil responsable de la instrucción de la causa de Gabriel ha sostenido que Ana Julia Quezada podía anticiparse a sus acciones asumiendo la representación de Ángel, el padre del menor, durante la búsqueda.

En su declaración, el guardia civil ha señalado que una vez descartada la participación del acosador de Patricia, madre del niño, comenzaron a aparecer elementos sospechosos en los dos días siguientes que apuntaban directamente a Ana Julia.

Ha indicado que la madre del niño señaló que Quezada puso "muy mala cara" al saber que no se iba a subir la recompensa de 10.000 a 30.000 euros, lo que les hizo pensar en un posible móvil económico.

"Siempre asumía ella el protagonismo de las llamadas porque decía que Ángel no estaba en condiciones. Con esa argucia cogía ella siempre el teléfono, para hablar prácticamente en representación de Ángel" y "todo lo que le decíamos a Ángel ella lo acababa sabiendo, se iba anticipando a los planes que teníamos", ha apostillado.

Asimismo, ha precisado que ponía "la tirita antes de la herida", como cuando al informar de que iban a inspeccionar los vehículos de la familia, ella advirtió que iban a "encontrar el ADN del niño seguro, porque se ha subido al coche".

El agente ha señalado que no entraron en la finca de Rodalquilar porque estaba "permanentemente habitada por familiares" y porque buscaban a un niño vivo.

También ha explicado que Ana Julia cambiaba de teléfonos constantemente, visitaba la finca "si no todos los días, prácticamente el 98% de los días" y que el hoyo donde lo enterró era un "espacio temporal para deshacerse del cuerpo".

Sostiene el agente que Ana Julia iba allí a verificar que ninguna "alimaña hubiese desenterrado" a Gabriel, aunque decía a la familia que iba allí porque le daba "paz y tranquilidad".