Además, este colectivo presenta más probabilidades de repetir al menos un curso (ocho puntos más frente a cuatro en el promedio de la OCDE), después de que sus autores hayan analizado su desempeño académico y su estado socioeconómico. Estas son algunas de las conclusiones de este documento publicado sobre el bienestar académico, integración, expectativas de futuro e inquietudes de los alumnos de 15 años inmigrantes y nativos de los 35 países participantes en PISA 2015.
Además, los alumnos de origen inmigrantes de segunda generación son diez puntos porcentuales más proclives que los alumnos nativos españoles a alertar sobre "tratos injustos" por parte de los profesores frente a los siete puntos de diferencia del promedio de la OCDE. No obstante esta distancia no existe entre los de origen inmigrante de primera generación y los estudiantes nativos.
"Es importante destacar que, a diferencia de las publicaciones anteriores no nos centramos sólo en el rendimiento académico de los alumnos de origen inmigrante, sino también en resultados de bienestar: Su sentido de pertenencia e integración, satisfacción con la vida, la ansiedad relacionada con su desempeño escolar y sus logros", ha indicado uno de los consultores del equipo de Migración de la OCDE, Alessandro Ferrara.
Los alumnos de origen inmigrante en España están más integrados en la escuela que la media de los países de la OCDE, ya que más del 73% subraya que tiene un fuerte sentimiento de pertenencia a su centro educativo, diez puntos porcentuales más que la media de la OCDE. Sin embargo, este colectivo se siente menos satisfecho que los nativos españoles, que alcanzan el 85%, "una brecha significativa" de 12 puntos porcentuales, frente a los siete de diferencia en el promedio de la OCDE, y muy superior al de otros países. En España, los alumnos de origen inmigrante representaron el 18% del alumnado cuando se hizo el estudio en 2015 mientras que en la media de la OCDE es del 21% y en la OCDE del 23%.
Este analista de la OCDE ha subrayado que, a diferencia de anteriores publicaciones de PISA, que se centran sólo en los hijos de dos padres nacidos en el extranjero, en este informe se tiene en cuenta la situación de aquellos alumnos inmigrantes de segunda generación con ambos progenitores nacidos en el extranjero o solo uno de ellos. Esta diferencia de sentido de pertenencia a la escuela entre inmigrantes y nativos, Ferrara señala que proviene "principalmente" de los estudiantes inmigrantes de primera generación, que consideran que están menos integrados que los de segunda generación.
La OCDE señala que en España, los padres de los alumnos de origen inmigrante están menos involucrados o integrados en el centro educativo de sus hijos, de hecho son un 34% menos propensos a participar en la comunidad escolar que los padres de loa alumnos nativos españoles. Esta es la diferencia más grande entre los países de la OCDE.
Para los autores del informe, en España el estatus socioeconómico tiene un papel "definitivo" a la hora de marcar esta diferencia de rendimiento académico entre los nativos y los inmigrantes. "Este aspecto socioeconómico explica casi una cuarta parte de las deficiencias de resultados", sostiene Ferrara. En PISA 2015, en España, el 75% de los estudiantes españoles de padres nativos alcanzaron al menos el nivel de competencia dos, el mínimo para poder desenvolverse en la vida cotidiana, en las tres materias centrales de PISA (Matemáticas, Lectura y Ciencias).
Por el contrario, solo el 54% de los estudiantes inmigrantes de primera o segunda generación lo hicieron, una diferencia "estadísticamente significativa" para la OCDE de 21 puntos porcentuales, tres más que el promedio en los países de la OCDE). Al igual que en la mayoría de los países de la OCDE, en España, la proporción de estudiantes inmigrantes de segunda generación que alcanzaron la competencia académica básica (61%) fue mayor que la de inmigrantes de primera generación (52%). Sin embargo, la diferencia entre los dos no es estadísticamente significativa para los autores del informe.
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