¿Intolerancia o solo piel sensible al sol? Es frecuente que en las primeras exposiciones al sol, la piel sensible reaccione de manera más acusada apareciendo principalmente irritación, rojez, picor, tirantez y áreas escamosas. Esta sensibilidad puede llevar a que la piel desarrolle ya desde el primer contacto con la radiación UVA efectos de enrojecimiento y pequeños granitos o pústulas que producen picor.

La razón de estas desagradables reacciones de la piel está en el sistema inmunológico, que da la voz de alarma tratando de evitar los cambios en la piel causados por los rayos UVA, y que pueden conducir a las reacciones alérgicas.

"El motivo por el cual algunas personas desarrollan una alergia solar mientras que otras no muestran reacción alguna aún no está del todo claro, pero sí sabemos que para estas personas es muy importante que su protector solar les ofrezca una protección alta frente a los rayos UVA, un aporte de ingredientes antioxidantes y calmantes que contribuyen a reducir la reacción de intolerancia", explica la Dra. María Segurado, asesora dermatológica de NIVEA.

¿Por qué cada vez hay más personas con alergia al sol?

La alergia solar (o mejor dicho la ‘erupción polimorfa solar’) es cada vez más común y se calcula que actualmente "puede afectar al 10-20% de la población general", señala la farmacéutica Leonor Prieto, directora científica La Roche-Posay, quien explica que "normalmente aparecen pápulas rojas, vesículas, mucho picor, inflamación en la zona. Puede haber diferentes grados de intensidad, desde las más leves que van a ir desapareciendo progresivamente con la exposición al sol, hasta formas más severas, que no desaparecen y se agravan con la exposición solar. Además, aparecen en zonas que normalmente no exponemos todo el año al sol, como el cuello, escote o las extremidades".

El factor desencadenante de estas alergias aún no se conoce, "probablemente porque no se debe solo a un factor, sino a un conjunto y puede haber una predisposición genética. Entre las causas podemos incluir nuestro estilo de vida, exposiciones más intensas y prolongadas al sol, la contaminación, que multiplica los efectos de la radiación solar, pero también la fatiga, el estrés, la alimentación inadecuada, la falta de sueño", añade Leonor Prieto.

Las alergias solares afectan más a las mujeres y suele aparecer con más frecuencia a partir de los 25-35 años, y luego prolongarse en el tiempo. Algunas veces desaparece progresivamente, mientras que otras se mantiene cada temporada que nos exponemos al sol.

Otra cosa importante, es que no es dependiente del fototipo, es decir si nuestra piel es más clara u oscura, ya que este problema se puede manifestar en pieles más claras o más oscuras.

¿Qué puedo hacer si aparecen los primeros signos de alergia?

"Si los síntomas son leves, el tratamiento adecuado va a ser el uso de un fotoprotector que nos proteja adecuadamente de todas las radiaciones ultravioletas, es decir, protección muy alta en UVB y sobre todo en UVA. Es importante no rascarse aunque haya picor, ya que pueden aparecer lesiones y costras en la piel. El uso de aguas termales, o de agentes calmantes o reparadores nos va a aportar un cuidado de estas pieles", explica la directora científica La Roche-Posay.

"Además, es muy importante aplicar los productos antes de salir de casa y aplicar la protección incluso en zonas cubiertas con ropa. Por otro lado, además de aplicar generosamente, hemos de repetir la aplicación al menos cada dos horas, y si empezamos a notar síntomas de hormigueo, cosquilleo en la piel, reaplicar antes y buscar zonas de sombra", concluye.

Además de las pieles que sufren de la alergia al sol, hay además otras que tienen otros problemas, como las que sufren de rosácea, que han de tomar unas precauciones especiales al tomar el sol.

Precaución extra si sufres rosácea en la piel

Tampoco hay que confundir la alergia solar o la sensibilidad al sol con la rosácea. Esta última es una patología inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de rojeces en el rostro, mejillas, nariz, frente y cuello.

"No hay causas definidas, pero es mayoritariamente considerada de origen vascular. La piel reacciona muy fácilmente a factores comunes del día a día como, por ejemplo, cambios de temperatura, comidas picantes o muy calientes, nervios y/o estrés. Al reaccionar la piel, internamente se produce una inflamación que conlleva a un aumento del flujo sanguíneo y a una dilatación de los vasos sanguíneos. El afectado normalmente siente una sensación de quemazón, irritación y la piel se enrojece", explica Bet Blanco, responsable de formación de BIODERMA.

La rosácea es más común entre las mujeres y, aunque puede surgir a cualquier edad "es más común su aparición a partir de los 30 años y siendo ya más frecuente su presencia entre los 40 y 50 años", añade Bet Blanco, quien recalca que "el sol está totalmente contraindicado en una piel con rosácea".

"El sol aumenta la dilatación de los vasos sanguíneos, así que afecta directamente a la rosácea propiciando a su aparición. Además, el sol debilita la capa intermedia de la piel, la dermis, facilitando a la evolución de la rosácea", por lo que se recomienda el uso de un fotoprotector con Rosactiv, que actúa directamente sobre uno de los principales factores responsables de la dilatación y de la debilitación de los capilares cutáneos.

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