Nació para ser reina. Es bisnieta, nieta, hija, esposa y madre de Reyes. Pero sus últimos años no han sido fáciles. Ayer cumplía 83 años. Una edad a la que llega con el mismo talante y fuerza a la que tiene acostumbrados a los españoles. Sin embargo, es una gran desconocida para muchos. La revista Hola publica ahora un extenso reportaje sobre su vida. "Las verdades y mentiras que le han hecho daño". En él han hablado con su círculo más cercano para dar luz sobre la monarca emérita, la mujer tras ella y las últimas informaciones sobre su vida.

La reina Sofía no mira al pasado y no le gustaría volver atrás. Está satisfecha con lo que ha hecho, cómoda con su edad y aspira a vivir tranquila y con salud muchos años, explican. Ayer no fue un cumpleaños perfecto, fue un día tranquilo y familiar, con flores, un almuerzo, tarda de chocolate y llamadas de teléfono. Nada especial. A su lado, su hermana. Una fiel compañera con la que hablar de la vida, de la filosofía y de la música, una de sus grandes pasiones.

En la recta final de su vida, la reina está lejos de jubilarse. Y es que sigue fiel a su lema: "Uno nunca se jubila de la actitud". Ella, señalan, se da a los demás y espera ayudar a la Corona y al pueblo español mientras la salud la acompañe. Sin miedo a la muerte (nunca lo tuvo) no pregunta qué harán con ella y tampoco le importa lo que sucederá después.

Su matrimonio con el rey Juan Carlos

Por su mente nunca ha pasado divorciarse y aunque la separación entre ellos es evidente desde hace años, seguirán casados hasta el final de sus días. "Su marido ha sido su único amor y ahora lo quiere de otra manera. Son grandes amigos", sentencian.

Transmiten además que no es una mujer despechada y que sufre con lo que le está pasando a su marido porque le tiene un enorme cariño. Preocupación por su salud y llamadas frecuentes, insisten, aunque no habla de ello ni con sus amigos más íntimos.

A miles de kilómetros de distancia, la explicación a por qué la reina no ha visitado a su marido está en la Corona. La Corona está por encima de todo. "Las circunstancias exigen límites y no hay nada más importante que la institución". Orgullosa de su hijo, cuentan que mantienen una relación diaria y la acompaña todos los domingos a misa.

La resignación de la reina emérita

No puede cambiar lo que ha pasado pero lo vive con resignación. Alimenta su alma de los buenos recuerdos y no tiene la sensación de haber hecho nada malo, aunque le cuesta entender que el final de su vida arrastre drama y momentos muy complicados.

Destacan además que siempre huye de los conflictos y que ha intentado ser el nexo de unión de todos sus hijos, a los que quiere por igual. "Se muere por sus ocho nietos" y dicen que el amor de toda su familia es recíproco. "Para todos sus herederos, más allá de su papel de madre y abuela, doña Sofía es un referente humano y espiritual y un ejemplo de entrega, valores y corazón", explican.

También le emociona el amor que le transmiten los españoles cuando sale a la calle aunque reconoce que echa de menos los actos castrenses. Ahora sigue los desfiles por la televisión. También añora sus viajes de cooperación.

Las mentiras que le hacen daño

Siempre al día de lo que se escribe sobre ella, según una de sus amigas más cercanas, algunas informaciones publicadas a lo largo de los años la han llenado de tristeza e inquietud. "Que se haya dicho que no quiere a los españoles le ha hecho mucho daño. Nació en Grecia, pero es española y está muy orgullosa de serlo. Su amor hacia España no se puede debatir, aunque se diga que habla mal el idioma (con acento sí, pero no mal) o que no lo sabe escribir. Lo escribe perfectamente y sin faltas de ortografía, al igual que el griego, el inglés y el alemán. También entiende el francés, aunque no lo domina".

Y es que esta amiga explica que si no la hemos escuchado en intervenciones públicas, es porque "le horroriza tener que dar un discurso". El miedo escénico tomando la palabra es algo que no ha podido superar, confiesa.

También se sintió muy molesta cuando se dijo que había sufrido un aborto después de casarse, "algo completamente falso", y que se publicara que tenía una vida secreta en Inglaterra. "Doña Sofía nunca ha vivido en Londres, aunque sí viajaba a menudo a esta ciudad para ver a su hermano", reconocen.

Ni es una reina altiva, que intriga, ni homófoba o racista señala su círculo más cercano.

¿Cómo quiere que la recuerden?

Tras la reina hay una buena persona, y así es como quiere que la recuerden. Humana, sensible, generosa, divertida, espontánea y con un gran sentido del humor. Son los adjetivos con los que la quieren la describen. Aunque también es tímida, introvertida y prudente.

Le duele creer que tiene enemigos; no entiende la falsedad, el engaño ni la maldad, y no sabe lo que es el rencor.

Sus días en palacio

Leer la prensa, escuchar música clásica, seguir aprendiendo... son las actividades que ocupan su día a día. También aprovechando la pandemia se ha intentado poner al día con su archivo fotográfico, unas 40.000 fotografías, la mayoría tomadas por ella misma. Ni juega a las cartas ni hace punto, pero sí reconoce que le gusta ver algunos programas de televisión, películas y series. También navega por Internet y se apunta a muchos encuentros virtuales.

Nunca ha sido una gran deportista pero sí se ha cuidado con ejercicio y sobre todo con su alimentación. Cuida su aspecto físico aunque nunca le ha importando seguir las tendencias. Sus conocidos definen su estilo como sobrio, elegante y atemporal. Es único. El mismo desde hace cuatro décadas.