Iñaki Urdangarin y su exsocio Diego Torres continuaron repartiéndose beneficios dos años después de la teórica desvinculación del exduque, en marzo de 2006, de las actividades privadas relacionadas con el Instituto Nóos. De hecho, entre ese ejercicio y 2008, el marido de la Infanta Cristina se hizo con unos beneficios de 1,9 millones de euros.

Así lo ha detallado una funcionaria de la Agencia Tributaria que, junto a otros varios peritos, continúa siendo interrogada en el juicio del caso Nóos. En su comparecencia, la funcionaria ha señalado que durante 2006, 2007 y 2008 Urdangarin se hizo con el 42% de los ingresos obtenidos por el entramado, mientras que Torres se apoderó del 58 por ciento restante.

Tal y como ha relatado de forma pormenorizada, ambos exsocios obtuvieron en 2004 -cuando se celebró el primer evento organizado por Nóos de los investigados en la causa, el Valencia Summit- un total de 1,030 millones de euros, y en 2005, 1,7 millones. Se trata de las cantidades que Urdangarin y Torres cobraron de la facturación del entramado de empresas que urdieron en torno al Instituto Nóos por su actividad de consultoría y organización de eventos.

Mientras tanto, en 2006 los beneficios fueron de 448.753 euros; en 2007, de 2,6 millones, y en 2008, de 1,4. Sin embargo, durante estos últimos tres años la Agencia Tributaria constató que los ingresos están basados en la cartera de clientes de cada socio, por lo que el reparto del beneficio fue individualizado: el importe imputado a Urdangarin procedía de la facturación obtenida a través de la empresa que comparte junto a la Infanta, Aizoon, así como de rendimientos de su propia actividad, mientras que la diferencia era atribuida por completo a Torres.

Tal y como ha explicado la inspectora de Hacienda, en 2006 Aizoon ya tenía clientes privados, lo que coincidió con la salida de Urdangarin de la dirección de Nóos. Por ello, a finales de marzo de ese año el exduque pasó a tener clientes privados mientras que "el resto de la actividad con entes públicos y algunos privados se la quedó Torres", que pasó a controlar el Instituto y Nóos Consultoría Estratégica -una de las empresas del conglomerado-.