La primera abdicación del siglo XX, la del zar Nicolás II y la renuncia de su hermano, el Gran Duque Miguel, llegó con el estallido de la Revolución rusa en 1917.
Un año después, en noviembre de 1918, fue el káiser Guillermo II de Alemania quien abdicó tras la derrota en la I Guerra Mundial (1914-1918) y acabó por asilarse en Holanda.
En septiembre de 1922, Constantino I de Grecia cedió la corona de ese país en el príncipe heredero, que pasó a reinar como Jorge II.
En Gran Bretaña, la renuncia del rey Eduardo VIII en diciembre de 1936 llevó al trono a Jorge VI, padre de la actual monarca británica, la reina Isabel II.
El español Alfonso XIII, fallecido en Roma el 28 de febrero de 1941, abdicó poco antes sus derechos dinásticos en su tercer hijo, don Juan de Borbón, el 15 de enero de ese mismo año. Pero éste nunca llegó a reinar de hecho y en 1977 presentó oficialmente la renuncia a sus derechos al trono ante su hijo, el actual rey de España, Juan Carlos I.
En mayo de 1946, el rey de Italia, Víctor Manuel III, renunció en favor de su hijo, el príncipe de Piamonte, quien subió al trono como Humberto II.
En Rumanía, donde reinó la dinastía de Hohenzollern-Sigmaringen entre 1866 y diciembre de 1947, su último rey fue Miguel I, que fue obligado a abdicar por los comunistas apoyados por los rusos que habían ocupado el país al final de la Segunda Guerra Mundial. Este último había llegado al trono tras la renuncia de su padre, Carol II.
El rey Leopoldo III de Bélgica delegó sus poderes en su hijo Balduino I, que le sucedió en 1951. En este país se produjo en 1990 el abandono por un día del puesto del rey Balduino, quien por convicciones éticas se negó a dar la preceptiva sanción real a una enmienda legal que despenaliza el aborto en el país.
La última abdicación del siglo XX tuvo lugar en Luxemburgo, cuando Enrique de Nassau llegó al trono al renunciar su padre, el Gran Duque Juan, el 6 de octubre de 2000.
La abdicación es una fórmula casi consuetudinaria en Holanda. El príncipe Guillermo se convirtió en el nuevo rey de los Países Bajos el 30 de abril de 2013, tras el anuncio de cese en la jefatura del Estado de su madre, la reina Beatriz, en enero anterior.
Esta había llegado al trono en 1980 tras la renuncia a su vez de la reina Juliana, la cual había sido coronada después de abdicar también la reina Guillermina en 1948. En el caso del Alberto II de Bélgica, que anunció su renuncia a comienzos de julio de 2013, dejó el trono el 21 de ese mismo mes, tras 20 años de reinado, y le sucedió su primogénito, Felipe.