Arcange llegó al aeropuerto de Barajas en 2017 huyendo de los abusos sexuales de su padre y de un matrimonio concertado. Tenía 16 años y así lo constató un primer informe policial que la catalogó como "menor de edad posible solicitante de asilo".

Desde allí fue trasladada a un Centro de Primera Acogida de Menores. En el centro se elaboró un informe médico en el que constaba que su aspecto era "compatible con la edad de 16 años que había manifestado" y las secuelas físicas de la violencia sexual que le había infligido su padre.

Para tramitar el expediente de tutela la entrevistaron aunque no se la informó de sus derechos como solicitante de asilo y no realizó ningún trámite para ese fin. Arcange no quiso contactar por miedo con sus padres para que le enviasen documentación que acreditaba que era menor y el centro solicitó a la Fiscalía iniciar el protocolo para determinar su edad.

Arcange fue sometida a una exploración física con desnudo integral, a otra de sus genitales y le realizaron dos radiografías: de la muñeca, que estimaba una edad de 17 años, y de la mandíbula, que no podía determinar la edad.

Con estas pruebas, la Fiscalía dictó un decreto de mayoría de edad que hizo que la Comunidad de Madrid cesara la medida de protección sobre la niña, que fue expulsada del centro y vivió en la calle hasta que otro menor la llevó a la Fundación Raíces, que desde entonces se ha hecho cargo de su defensa jurídica.

Ahora, tras años de batalla judicial, la ONU (su Comité de los Derechos del Niño) condena a España por no haberla protegido, por haberla sometido a un desnudo integral y a la exploración de sus genitales para determinar su edad.

Piden al Estado español proporcionar a la joven "una reparación efectiva por las violaciones sufridas", lo que incluye una compensación por los daños morales ocasionados, un acompañamiento psicológico especializado para víctimas de violencia sexual y rectificar su fecha de nacimiento en su documentación.

"Me siento muy alegre de que al fin se reconozca y se acepte que yo era una niña de 16 años cuando llegué a España. Ahora ya puedo seguir viviendo siendo yo misma, con mi edad de verdad, antes no era yo, era otra persona que ellos inventaron", ha manifestado Arcange.

Para Naciones Unidas no primaron los derechos de la niña y recomienda a España que "nunca deberían" realizarse exploraciones genitales como método para determinar la edad, procedimiento en el que aconseja garantizar la presunción de minoría de edad y la validez de la documentación aportada por los niños.

Sugiere también que a los menores no acompañados solicitantes de asilo se les asigne un tutor "lo antes posible" para que puedan iniciar ese trámite, incluso cuando "esté aún pendiente" establecer su edad. Y si alegan haber sido víctimas de violencia, que reciban asesoramiento psicosocial para facilitar su rehabilitación.