Las mascarillas y guantes son esenciales para protegerse del coronavirus. Sin embargo, con estos elementos que ya forman parte de nuestro día a día ha llegado un nuevo tipo de basura.

No es raro encontrarse este tipo de residuos tirados por las calles, y es que el confinamiento ha traído un doble rasero en cuanto a contaminación: mientras desciende la contaminación urbana entre un 50 y un 70%, aumenta la provocada por los guantes y mascarillas que encontramos en el suelo.

Estos materiales no solo son un foco de contagio, sino que además pueden acabar en la natrualeza, en las vías fluviales y océanos, donde pueden permanecer cientos de años.

Desgraciadamente se trata de un peligro real, porque dos meses de confinamiento han bastado para que las mascarillas ya floten en los océanos.

Los expertos avisan de que se trata de materiales no degradables y, por tanto, altamente contaminables. De ahí, la importancia de depositarlos en las papeleras de la calle o en el contenedor gris de residuos.