Rajoy ha reunido a los suyos, a todos, también al presidente de honor, José María Aznar, al que se ha acercado a saludar en un ambiente algo más relajado. En la campaña electoral no hubo hueco para él, pero Aznar ha querido que su análisis lo escuchen en casa, aunque lo hayan sentado un poco más lejos del jefe de filas, entre los presidentes del Congreso y el Senado.

También Esperanza Aguirre se ha animado a reflexionar en voz alta, reflexionar no ante la prensa que presenció su escaso entusiamo en el balcón de Génova, cuando lo que tocaba, en principio era celebrar una victoria. Aguirre ha felicitado al PP por la campaña, pero no por el resultado y ha recordado, como ya hizo Aznar, que el electorado les ha dado muchos avisos y que la corrupción les ha machacado.

Tras conocerse los resultados, solo se escuchó una certeza: "Este partido sigue siendo la primera fuerza de España" decía Rajoy. A partir de ahí todo es incertidumbre por eso la victoria ha tenido algo de amargo. Los populares han cosechado su peor resultado desde 1989, dejándose  por el camino más de tres millones y medio de votos.

Dirigentes en el partido que admiten que ahora toca administrar el caos, la idea de una posible repetición de elecciones ya no es ciencia ficción. En ese escenario, la candidatura de Rajoy podría empezar a cuestionarse.