Es el segundo cumpleaños de Díaz Ferrán en Soto del Real y a juzgar por las imágenes de Interviú, el expresidente de la CEOE está más que integrado. Se le ha visto jugar al mus y tirar porque le toca. Es uno de los privilegios que tienen en el módulo 10 de Soto del Real: tres días donde pueden jugar al mus, al ajedrez o al parchís.

“Hay más tiempo de ocio, celdas abiertas, menos funcionarios y a cambio hay una manera de autogestión”, afirma Alberto Pozas, director de Interviú. Esta autogestión es la razón de verle trabajar. Con bermudas, chanclas y una camiseta, Díaz Ferrán deja las ventanas impecables.

Jorge de la Hidalga, asesor en temática penitenciaria explica que “en todos los módulos de respeto, los presos tienen unas tareas asignadas que ellos mismos se asignan porque funcionan por un sistema de juntas”.

Por eso, se organizan varios grupos de trabajo que pueden llegar a 20 personas. Cada grupo se encarga del cuidado de una parte del módulo aunque no se les exige dejarlo como una patena. Jorge de la Hidalga cuenta que “el nivel de exigencia es bajo, sobre todo si tienes que limpiar un tigre del patio”. “El tigre son los servicios y ahí te encuentras de todo”, añade.

Este módulo tiene sus propias normas que van desde el aseo diario, la vestimenta, la limpieza y el orden de sus celdas hasta el trato personal con sus compañeros. Aunque en esto último el expresidente de la patronal no tenga problemas. En su módulo le conocen como ‘el profesor’. Pasa largos ratos en esta sala estudiando o dando clase.

En dos años de prisión se puede decir que tiene carrera. Se ha apuntado incluso a clases de atletismo. Una vida en un módulo que, en principio, está reservado a presos condenados y no preventivos como es el caso de Díaz Ferrán. Muchos se preguntan ahora si su compañero de cárcel, Luis Bárcenas, podrá llegar a trabajar codo con codo el expresidente de la patronal.