Decepcionante final de la cumbre de Glasgow, que concluía este sábado con un sabor agridulce tras la aprobación in extremis de un acuerdo de mínimos contra el cambio climático. Un pacto, alcanzado tras dos semanas de intensas -y tensas- negociaciones, que, aunque mantiene el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados en este siglo, suaviza los compromisos sobre el carbón.

El presidente de la COP26, Alok Sharma, aunque celebró el acuerdo alcanzado, se refería al mismo como "una victoria frágil". "Hemos mantenido vivo el 1,5", destacaba, en alusión al compromiso sobre el calentamiento global, para a continuación añadir que, sin embargo, "el pulso de ese 1,5 es débil".

Además, el pacto aleja la eliminación del carbón, como estaba previsto en el borrador, después de que a última hora India forzara la reformulación un artículo clave, sustituyendo la referencia a su "eliminación progresiva" como fuente de energía por "reducción progresiva". Un revés ante el cual el propio Sharma se emocionaba hasta las lágrimas y llegaba a pedir disculpas por "cómo se ha desarrollado el proceso".

Por contra, la mayor excitación en el centro de convenciones se produjo cuando se aprobaron por unanimidad los artículos para la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París de 2015, relativo a la colaboración de las partes en la reducción de emisiones y los mercados de carbono.

Con todo, el pacto de Glasgow marca un punto de inflexión al contemplar el principio del fin de los hidrocarburos y posibles pagos futuros a los Estados pobres que ya se ven devastados por los efectos de un calentamiento global que no han instigado.

Un pacto decepcionante

El acuerdo final ha recibido numerosas críticas dentro y fuera del pleno de la COP26. "Siempre supimos que Glasgow no era la línea de meta", apuntaba el enviado de Estados Unidos, John Kerry. Por su parte, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, echaba en falta "un nivel de precisión mucho más elevado en algunas de estas soluciones".

A su vez, el secretario general de la ONU, António Guterres, que arrancaba la cumbre pidiendo dejar de "tratar a la naturaleza como un retrete", la abandonaba admitiendo que "lamentablemente la voluntad política colectiva no ha sido suficiente".

Un acuerdo que tampoco satisface a las organizaciones ecologistas, que han calificado los resultados de la cumbre de faltos de "ambición", "sumisos" y hablan de "descontento general". En este sentido, la responsable de justicia climática de Oxfam Intermón, Lourdes Benavides, califica la cumbre como "un gran fracaso en términos de justicia climática". "En la parte de financiación y de escucha a los países que han venido con propuestas, pues no se ha dado", resume.