El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acudió con sus mejores galas al gran banquete que había preparado la reina Isabel II en su honor en el Palacio de Buckingham. La cena se celebró con la pompa característica de estos eventos y toda la realeza presente, salvo Meghan Markle, a quien Trump se había referido como "horrible" días antes de su visita al Reino Unido.

Todo iba bien hasta que la monarca comenzó a hablar. Durante su discurso, el mandatario estadounidense apenas podía mantener los ojos abiertos. No fue el único, puesto que el príncipe Carlos también apareció visiblemente adormilado durante la intervención de su madre.

El presidente de EEUU alabó a continuación los poderes de su majestad. "Gracias por esta calurosa bienvenida y por este agradable tiempo", le dijo, como si de ella dependiera que estos días no llueva en Londres.

Sin embargo, cuando ya todo parecía solucionado, el mandatario tocó a la reina Isabel, algo que el protocolo no contempla.

Hoy es el día fuerte de las manifestaciones en las que participan miles de activistas anti-Trump, que han vuelto a pasear al ya archifamoso globo del bebé Trump por Londres en señal de protesta.

A las críticas se ha sumado el alcalde de la capital, Sadiq Khan, enfrentado con el presidente, que le llamó "completo perdedor" a su llegada al país británico. "Trump es el paradigma de la ultraderecha", ha dicho.

Mientras, Trump prosigue con su agenda oficial, estrechando vínculos con la primera ministra, Theresa May. "No sé cuánto tiempo te queda, pero quédate", pidió a la 'premier', que ha anunciado su dimisión para el próximo 7 de junio, una vez concluya la visita oficial, de la que el líder de la primera economía mundial espera sacar un sustancial acuerdo comercial.