Donald Trump ha sido recibido con quemas de banderas estadounidenses, duros enfrentamientos y múltiples protestas a su llegada a California.

Su aterrizaje en la Bahía de San Francisco, el primero desde que fuese nombrado presidente, se ha dado con motivo de la celebración de varios eventos de recaudación de fondos que se celebrarán en diferentes puntos del Estado, uno de los más hostiles con el mandatario.

Las últimas veces que el republicano había pisado Sillicon Valley tuvieron lugar en 2016, cuando Trump era candidato presidencial en las primarias de su partido. En ambas ocasiones, la visita de Trump causó duras protestas que acabaron con algunos de sus simpatizantes heridos.

En vista de estos antecedentes y con el fin de evitar el boicot, el evento se ha celebrado con total secretismo, llegando a desconocerse el lugar u hora del acto.

De hecho, ni siquiera los republicanos que habían pagado por asistir han sabido dónde tendría lugar, ya que han sido convocados en un aparcamiento desde el que se les ha llevado al destino escogido.

Desde que Trump fuese nombrado presidente en 2017, California ha sido el Estado que ha liderado los intentos de frenar o anular las decisiones de la Casa Blanca en asuntos como inmigración o medioambiente, ya fuese a través de recursos judiciales o legislación estatal.